“Para hablar con otras personas no sordas, y que no conocen la lengua de signos, no basta con la mímica, nos apoyamos a veces en la vocalización. Tratar de comunicarse con el médico, con el profesor de tú hijo, o comprar en el súper, puede ser un infierno desde que todos llevamos mascarillas” explica Soledad Alver. “Las mascarillas transparentes no están al alcance de todos, y la pandemia nos hace sentir más discriminados. El sentimiento de indefensión es enorme, es volver atrás en muchos derechos conquistados”, añade Soledad .

Casada y madre de un niño, es miembro de la Asociación de Personas Sordas de Ourense, Apsou, un apoyo clave, que les permite junto con el de la federación, vencer la sordera social y la de las administraciones. “Si queremos hablar con un profesor o un médico necesitamos pedir vez para ver si nuestra interprete de signos está libre, si está ocupada tenemos que cambiar la cita con el médico o la del colegio” afirman.

La situación roza la precariedad, k pues mientras en otros países del arco europeo como Holanda, tienen una media de 1 interprete de lengua de signos por cada 10 personas sordas, la media en España es de 1 por cada 145. También en Ourense donde la asociación, cuenta con 1 interprete y 2 la federación para una provincia dispersa.

“Prueben a taparse los oídos”

Pese a que está regulado por ley que las administraciones deben de disponer de interpretes de lengua de signos, para facilitar la integración de estas personas que son “sordas , que no mudas” aclaran, no disponen de ellas.

“Prueben solo a taparse los oídos unos minutos o unas horas, y a tratar de entenderse con el resto, y además con la bocas tapadas por una mascarillas. Tal vez les resultaría más fácil a todos entender todas las barreras con las que nos podemos encontrar, y sin interpretes suficientes, en cualquier cosa que hacemos en nuestra vida diaria”, explica Esther Santos.

Jubilada y madre de dos hijas, Esther ha derribado esas barreras siempre, con la determinación y doble dosis de coraje que se le supone a personas que sacan adelante trabajo y familia, sin uno de sus sentidos, en este caso el oído. Su balance de este año es “de rabia en general. La llamada telefónica para pedir vez en el médico no vale para nosotros. Si lo haces presencial, no puedes bajar la mascarilla que está prohibido, y si te expresas por escrito, no todos lo aceptan . No hay empatía con la situación, cuando creo que afecta por igual a personas mayores, aún cuando no sean sordas”, explica. “En mi centro de salud por ejemplo, que es el Valle Inclán, te llaman por el nombre y tal vez hacerlo por pantallas sería fácil para nosotros pero también facilitaría la vida al resto” explica Esther.

Cómo ayudar

En medio de una pandemia que hace más vulnerables a todos en general, ayudar al colectivo de sordos, y mejorar su calidad de vida y la de los niños y niñas sordas que con más o menos fortuna llevan ya dos cursos académicos de pandemia es más que fácil.

“Lo básico sería ya dotar un mínimo de mascarillas transparentes, aún cuando no estén cien por cien homologadas, para cuando no haya interprete y también esa dotación de interpretes de lengua signos que marca la ley en las administraciones o perderemos derechos conquistados. Si esto no se soluciona ya, luego vendrán otros problemas mentales, de ansiedad. Será como volver al principio de nuestra lucha” explica Esther, una de las socias más activas de Apsou.

Intrerpretes en Sanidad ya

Martín Luis Becerra tiene treinta años, trabaja en una empresa de informática y es presidente de la Asociación de Personas Sordas de Ourense, Apsou. Su reivindicación es clara. “La des protección que estamos sufriendo es cada vez mayor. Ha habido ya pacientes sordos con COVID hospitalizados, y su soledad es tremenda y doblemente dura por la dificultad para comunicarse. La Consellería de Sanidad tiene que contratar ya en sus plantillas interpretes de lengua de signos para dar servicio las 24 horas del día y los 365 días del año” afirma. En caso contrario puede ocurrir situaciones “como la que pasó hace poco en el CHUO. Les llegó un paciente sordo, del rural y con problemas incluso para escribir. El familiar que lo acompañaba fue el que habló con el médico, y realizó la firma del consentimiento para que lo operaran del corazón. No había interprete de signos y la persona que iba a ser operada no pudo decidir de forma autónoma por si mismo·” explica Martín . Aunque la Consellería de Educación si cuenta con medios para alumnos sordos, también depende del caso y “unos tienen cobertura completa otros no y depende de las horas lectivas y la situación se complica cuando hablamos de un curso online”, De hecho alerta el presidente de Apsou, “ la falta de medios en general dificulta el acceso universal a cualquier trabajo al que tiene derecho una persona sorda·”. Esa escasez de recursos hace que se pueda cubrir solo en parte un traductor de signos para la asociación en Ourense y los socios colaboradores sean una parte importante de las muchas prestaciones que da Apsou. “Ahora mismo nos obligan casi a ponernos enfermos en horario laboral o no hay interprete para comunicarte con el médico” lamenta.