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A juicio los padres acusados de la muerte de un bebé y de las lesiones del mellizo

El juez dicta la apertura contra los progenitores por homicidio imprudente y maltrato | La Fundación Amigos de Galicia está personada en la causa como acusación popular

Álvarez, el juez del caso. Iñaki Osorio

El magistrado de Instrucción 1 de Ourense, Leonardo Álvarez, ha dictado el auto de apertura de juicio oral contra A. S. M. y D. V. L., los padres acusados de la muerte por imprudencia de su bebé de dos meses y de las lesiones del mellizo, unos hechos ocurridos con pocos días de diferencia en marzo de 2019. Este verano, la Fiscalía presentó su escrito de calificación. Solicita siete años de cárcel, por presuntos delitos de lesiones –cuatro años- y homicidio por imprudencia grave (otros tres), sin circunstancias agravantes. Pide, además, que se les prohíba aproximarse a menos de 300 metros del menor que resultó lesionado –está con una familia de acogida gracias al plan de la Cruz Roja–, así como comunicarse con él durante un periodo de 8 años. La condena que pretende el ministerio público conllevaría también la privación de la patria potestad. Como responsabilidad civil, considera que deben indemnizar al hijo al que presuntamente lesionaron con 5.400 euros.

En la causa está personada la Fundación Amigos de Galicia, como acusación popular, representada por el letrado y profesor universitario Francisco José Lago. “Centramos nuestros esfuerzos en proteger a los menores que sufran cualquier tipo de violencia, abuso o acoso; teniendo en cuenta que estas situaciones tienen consecuencias a largo plazo en su salud, y en los peores casos con daños irreparables”, subraya esta entidad, que asegura que su tesis “fue apoyada por la Fiscalía para admitir el recurso de reforma” con el que el juez cambió su criterio inicial e imputó el homicidio imprudente a los padres, no solo las lesiones del mellizo.

Tras la notificación del auto de apertura de juicio oral, el abogado de los acusados presentará su escrito de defensa. Después, la causa se remitirá a uno de los dos juzgados de lo Penal de Ourense, para que señale una fecha para el juicio.

A principios del mes de marzo de 2019, un bebé de dos meses murió en casa, en Ourense, después de que su mellizo hubiera ingresado en el hospital pocos días antes, con lesiones graves, con cuatro costillas rotas. La versión de los padres es que ambos mellizos sufrieron un síncope, en días distintos, y que al que resultó herido el progenitor acusado consiguió reanimarlo. Explican las fracturas como consecuencia de la maniobra cardiopulmonar. Al que falleció, según declararon, ya no consiguieron recuperarlo. En libertad y sin ninguna medida cautelar, tras declarar en mayo de 2019 negaron culpa, desatención o negligencia y lamentaron que todo fue una tragedia. Ella carece de antecedentes penales. Él sí los tiene, pero no computan en esta causa a efectos de agravante de reincidencia. La fiscal no aclara quién de los dos fue el responsable de las lesiones del bebé que fue ingresado.

Según su escrito de calificación, entre los días 1 y 3 de marzo del año pasado, en el domicilio de la ciudad en el que vivían padres y bebés en Ourense, “uno de los dos progenitores asió y presionó fuertemente” a uno de los bebés por los costados, “todo ello con el conocimiento del otro progenitor, que no trató de evitarlo”, subraya la acusación pública. Según el juez Álvarez, lo zarandearon “con brusquedad y con una fuerza desproporcionada”, aplicando “presión” o “agitación con bastante fuerza”.

Como consecuencia de la agresión, el pequeño sufrió fracturas de cuatro arcos costales izquierdos, del sexto al noveno. Tuvo que recibir varias asistencias facultativas y tratamiento médico quirúrgico. Estuvo en la UCI pediátrica. La muerte en casa de su hermano ocurrió la madrugada del 4 de marzo de 2019. La autopsia forense no pudo concluir más que la causa fue indeterminada.

“Obviando el cuidado esencial”

La Fiscalía de Ourense sostiene que ambos padres encausados, “obviando las normas esenciales de cuidado”, acostaron al otro niño en un portabebés, en una habitación separada de la suya, “encendiendo y orientando hacia el bebé un calefactor de aire caliente que situaron en otro cuco [una cuna portátil, tipo moisés], lo que provocó un calor excesivo, ocasionado la muerte del mismo, probablemente por deshidratación”, expone la fiscal del caso. El juez razonaba lo siguiente en el auto con el que dio por cerrada la fase de instrucción: “Es perfectamente posible que los padres lo acostasen al lado de un calefactor para que no tuviese frío, pero al quedarse dormidos no repararon en el excesivo calor que esto le provocó al bebé (...) La muerte no fue debida a causas fisiológicas, sino a la negligente actuación de sus progenitores”.

El magistrado subrayó que tanto el portabebés como la ropa del niño estaban “empapados”. Los dos acusados, “y en especial la madre”, afirmaron que el pequeño durmió en el interior de la silla y que esta estaba sobre la cama contigua a la de la pareja. “Sin embargo” –anotó el magistrado– el portabebés “fue encontrado en el dormitorio contiguo, no existiendo una razón medianamente lógica para que los progenitores cambiasen la ubicación mientras intentaban reanimar a su hijo, siendo también difícilmente de explicar por qué un calefactor se encuentra orientado justo hacia el maxicosi en el que dormía”. Estas cuestiones, dijo el instructor, deben aclararse en el juicio.

El 4 de marzo, sobre las 4 horas de la madrugada, los encausados alertaron al 061 para solicitar asistencia médica porque el bebé con el que se encontraban en casa ya no respiraba ni reaccionaba. “La mamá se quedó dormida porque estaba agotada. Le dio el biberón y se quedó dormida por espacio de una hora o una hora y media. Se levantó para ver cómo estaba el niño y ya pegó un grito. Cuando fui a ver al niño tenía los ojos negros y ya no respiraba, no había forma. No hubo tiempo, no sabemos qué pasó”, manifestó el padre a los periodistas, a las puertas del juzgado, en el mes de marzo de 2019.

“No le deseo a nadie que se le atragante un niño y no sepan qué hacer”. Sobre el pequeño lesionado, el progenitor dijo a la prensa: “Vino su madre con él pálido, el niño no respiraba e hice la reanimación cardiopulmonar. Gracias a Dios sabía hacerla y conseguí que respirara. Le rompí las costillas porque lo noté, aunque no soy médico ni experto”. Según el forense, las lesiones del mellizo que ingresó días antes, tras llevarlo los padres al hospital de Ourense, eran compatibles con malos tratos. Según un radiólogo, el resultado no encaja con la reanimación que alegó el padre como la supuesta causa de las cuatro fracturas costales.

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