La restricción en el barrio de O Couto de limitar las reuniones a cinco personas provocó que muchos bares cerraran la persiana por falta de beneficios para hacer frente a la lista de facturas. El sector del comercio también vive la misma situación con el barrio de O Couto, como principal exponente de que la pandemia pone en entredicho la subsistencia de negocios que llevan instalados años y otros que empezaban a emerger.

Las nuevas restricciones impuestas por la Xunta de Galicia al sector hostelero solamente hace aumentar el nivel de crispación que sienten los propietarios de establecimientos y locales, no solo en el barrio de O Couto, si no en la ciudad. La limitación de restringir las reuniones en terrazas o en el interior de los locales a personas convivientes supone un duro revés para la economía del sector que se plantea desde el cierre o el cese por actividad.

Diferentes hosteleros de la ciudad opinan que las restricciones suponen una "incongruencia" por la forma en la que se establecen. Así, Álex Castro, del Bar La Perla, explica que "la gente no puede venir a mi bar a tomarse un café que sí que está situado en la ciudad, pero puede ir a los bares o restaurantes de la zona de Amoeiro, de A Peroxa, de Pereiro de Aguiar o de Barbadás que está a cinco minutos a juntarse con los amigos. Nos sentimos agraviados porque son restricciones que nos afectan directamente y con estas limitaciones cada vez nos están ahogando más". Es uno de los portavoces de una nueva asociación (Asociación de hostalaría e restauración Ourensá) que aglutina a más de 60 hosteleros y que todos tienen la misma sensación "ahogamiento", después de conocer las medidas.

Álex advierte que "habrá muchos propietarios que se planteen cerrar su negocios porque es que no dan, y es normal, porque son trabas las que nos ponen para poder desarrollar nuestra actividad. Es impensable que nos digan que en la capital no se pueden hacer reuniones o atender a personas y a cinco minutos hay más concellos que no tienen estas restricciones. Deberían de aplicarse, al menos, al entorno del Concello, sin ánimo de menoscabar o perjudicar a nadie, pero es que no entendemos estas medidas".

Los hosteleros no ven la luz y la crisis económica afecta gravemente y advierten que "nosotros tenemos que pagar a los proveedores el 100% pero nos reducen la afluencia de personas por lo que nuestros potenciales clientes son menos y ahora va a ser imposible que bajen nueve personas de una misma familia a tomar algo y que vivan juntas".

Los gastos suman una cuantía a la que indican que es imposible hacer frente y relatan situaciones de propietarios de establecimientos que tuvieron que cerrar. Tras conocer las limitaciones, completan su argumento aludiendo que "no es comprensible que en el lugar de trabajo puedas estar con otras personas, pero a la hora de tomarte un café con esa misma persona no puedas bajar cinco minutos a tomar cualquier consumición, es algo que no entendemos".

Se sienten señalado y que la responsabilidad recae sobre ellos, explicando que "se nos está poniendo en el foco de que somos los culpables de los contagios y nuestra actividad se ve reducida drásticamente con estas decisiones, porque no es que nos cierren, pero es casi nos obligan a cerrar, sin ningún tipo de compensación económica ni ayudas de ningún tipo".

Finalizan comentando que "no podemos estar siempre pendientes de las nuevas restricciones sin tener tiempo de afrontarlas. Mañana (por hoy) entran en vigor y no sabemos cómo nos afectan, estamos totalmente desinformados. Y después se ve que las causas son las comidas familiares y reuniones y no se ven actuaciones de la policía o de la seguridad ciudadana para controlar este tipo de situaciones y no solo enfocar la responsabilidad en el comercio y el sector de la hostelería que somos los grandes perjudicados".