-Usted estuvo destinado en Barcelona.

-Como mi mujer y yo teníamos destinos distintos, como profesores, realizamos varias peticiones, y nos dieron Tarrasa. Yo estuve allí siete años, de director del colegio Juan Ramón Jiménez.

-Y luego regresaron a Galicia.

-Con los puntos que tenía, podía elegir cualquier lugar de Galicia, y tomé la decisión de que fuera Vigo. Tiene mar, lo que nos falta a nosotros en Ourense.

-¿Vigo es el puerto de Ourense?

-Efectivamente, Vigo es la playa y el puerto de Ourense.

-Da la sensación de que Ourense y Vigo son como una prolongación, una parte de la otra, dentro de la franja sur de Galicia.

-Sí, existe una hermandad entre las dos ciudades, que ha quedado patente en el ámbito universitario, en la fusión de las cajas de ahorros, en el ámbito social -por la gran cantidad de ourensanos que trabajan y residen en Vigo- y en el mundo del arte. Los grandes artistas de Ourense siempre han tenido una magnífica acogida en Vigo. No somos como los de Santiago y A Coruña, nosotros nos llevamos bien.

-¿Cómo ha surgido su vocación pictórica?

-Cuando era niño, yo pintaba muy bien. Por lo tanto, mi padre me tenía siempre dibujando vacas, cabras?, porque sobresalía mucho en esa faceta. Lugo en el Seminario, siempre fui el artista oficial del reino.

-¿Cuándo se ha planteado en serio dedicarse a la pintura?

-En el Seminario, donde fui alumno de Cárcamo. Antes ya lo había sido de Manuel Prego.

-Luego se apartó de esa línea.

-Si, al estudiar Bellas Artes en Barcelona, donde me he decantado por la pintura abstracta.