"Vivo aquí y decidí trabajar aquí, porque es un lugar especial para vivir y además porque se llega a hacer un trato muy especial y humano con con los clientes", explica Fernando. Hace tres años que abrió una tienda de comestibles en el casco viejo, que incluye un pequeño banco de alimentos en el que unos donan y él reparte esos alimentos entre aquellos vecinos que lo necesitan.