Cuando el exalcalde malversador de Os Blancos, José Antonio Rodríguez Ferreiro, perdió beneficios en octubre por introducir alcohol y dinero en su celda, el PP de Ourense apuraba el adiós de Isaac Vila situando en la vanguardia a Antonio Pérez, el actual regidor de Xinzo, la mano que gestionó la empresa de Ferreiro desde el otro lado de las rejas, el antiguo colaborador y ahora declarado enemigo. Ferreiro fue uno de los grandilocuentes defensores de la causa política de José Luis Baltar –puso su nombre a la plaza que alberga el consistorio y le erigió un busto– hasta que los intrincados movimientos personales, políticos y empresariales en a Limia le han llevado a varar en otras orillas.

El exalcalde, todavía con 3 años de condena por delante tras haber malversado 143.000 euros, podrá volver a disfrutar de permisos de salida de tres días. Así lo decide la Audiencia, confirmando un fallo de Vigilancia Penitenciaria del pasado mes de abril y contrariando el criterio del fiscal. Fuentes penitenciarias destacan "el considerable cambio experimentado" y el fallo de la Audiencia, que "no se aprecian datos negativos de los que quepa inferir que hará un mal uso" de sus salidas. Tras la de octubre perdió el tercer grado.

La coyuntura actual es distinta: El PP capitaliza el poder en la comarca tras mostrarse inexpugnable pese a una campaña de elecciones sazonada con incrementos de censo y sospechas sobre el voto por correo en Xinzo que están en Fiscalía; presuntas amenazas, persecuciones y coacciones a socialistas en el concello de Baltar que están investigándose; y hasta pagos de 3.000 euros al contado que se atribuyen al presidente Baltar.

El PP solo ambiciona en A Limia un último objetivo: recuperar el gobierno en Os Blancos en las próximas elecciones, repetidas, que medirán, antes de septiembre, la capacidad de plantear de nuevo pulso de Alternativa Popular Galega (APGa), un grupo de sensibilidades variadas pero nacido del descontento en la comarca de A Limia con el rumbo del partido.

Rodríguez Ferreiro verá la evolución pudiendo pisar la calle y aunque Os Blancos sigue lastrado económicamente por el pernicioso legado de su etapa (la deuda viva, de 770.000 euros, supone el 88% del presupuesto), varias fuentes le confieren todavía "mucho poder e influencia".