Poco después de las siete de la tarde, realizaron un recorrido con las resplandecientes calabazas, que portaban velas encendidas en su interior, por las calles del casco histórico de la ciudad, hasta llegar a la praza do Correxidor.

Otros participantes, confeccionaron espantapájaros y manualidades, para sumarse con ellos a la procesión del Samaín. El evento, que organiza la concejalía de Cultura, con la colaboración de la asociación cultural Cidade Vella que representa Lois Pardo y del Inorde –aporta las calabazas–, se ha consolidado, al encontrar mayor respuesta cada año, como evento desenfadado que mucha gente intenta vincular con la tradición.

El antropólogo ourensano e investigador del CSIC, Manuel Mandianes, confirma que la fiesta del Samaín tiene un origen celta. "Se realizaba en Irlanda, donde se reunía toda la comunidad para celebrar la fiesta de los antepasados. Bebían muchísimo, por lo que llegaban a perder la conciencia individual, para perderse en la conciencia colectiva", resalta.

Pero la fiesta del Samaín, propiamente dicha, "se dejó de celebrar hace miles de años, al ser sustituida por el magosto, que normalmente se celebra el Día de los Difuntos, justamente el 1 de noviembre, salvo en Ourense, que se traslada al día 11, para que coincida con la fiesta del patrón de la diócesis, San Martiño", resalta.

Mandianes explica que el magosto no es más que una transformación de la fiesta del Samaín, por lo que considera que "las personas que intentan recuperar este nombre, se lo aplican a una realidad completamente diferente". Contempla como "un despilfarro de fuerzas, las destinadas a esta causa, que deberían de canalizarse hacia el refuerzo de la fiesta del magosto, porque tal y como se celebra hoy no es el Samaín".

Manuel Mandianes lamenta que muchos profesores e instituciones, "con la intención de recuperar el Samaín, están introduciendo al Halloween; poniéndole el nombre celta". Y agrega: "No están haciendo nada más que potenciar elementos de la cultura anglosajona".