El fin de los tiempos

Pedro Regojo Otero*

Este mes de noviembre la Iglesia Católica reza por los muertos.

Empieza el día 1 con la fiesta de Todos los Santos en memoria de millones de antepasados que murieron en la paz del Señor.

El día 2 celebramos el día de los difuntos, los cementerios están a tope visitando a sus familiares.

Yo tuve el privilegio de asistir a la misa que don Benito celebró en la capilla del cementerio de San Miguel de Oia, su homilía fue todo un tratado sobre teología fundamental de la muerte.

El fin de los tiempos es un tema que preocupa a muchos y no sabemos cuando será.

Pero lo que sí es cierto es que para uno su muerte será el fin en la Tierra. Tendremos nuestro juicio particular y nuestro premio o castigo y los cristianos creemos que pasaremos una temporada en el purgatorio purificando nuestras faltas de amor que hemos cometido en nuestras vidas.

La última semana de este mes de noviembre empieza el Adviento, que es una preparación para conmemorar el nacimiento de Jesús de Nazaret, hijo primogénito de Dios nacido de Santa María por obra del Espíritu Santo.

Después de más de dos mil años del nacimiento del Señor, muchos ateos se ríen de los pocos resultados de esta venida del Señor.

Pero no es verdad, nunca en la historia de la humanidad hubo tantos movimientos apostólicos como ahora. La diferencia es que antes los gobiernos se declaraban católicos y ahora los gobiernos se declaran aconfesionales y algunos, como en el caso de Pedro Sánchez, no solo son aconfesionales sino que son sectarios que quieren imponernos su cultura anticristiana con su defensa del aborto, divorcio y una cultura de ideología de género.

La democracia, que es la menos mala de las opciones políticas, se puede convertir en una pervensión cuando su afán al cargo de presidente es tan obsesivo que juega con la unidad de España e intenta rebajar la pena de sedición de quince años a cinco y todo lo que haga falta para mantenerse en La Moncloa.

El final de los tiempos puede ser para algunos el resultado de apretar el botón rojo que lanza sus misiles atómicos por parte del loco de Putin o el anciano de Biden.

Pero el fin de los tiempos vendrá cuando Dios quiera.

Este tiempo en que pensamos en el más allá podremos recordar las palabras del Dios de Moisés: “Yo soy el Dios de Abraham de Isaac y de Jacob, soy un Dios de vivos”, reafirmando la resurrección.

Es un tiempo de examen de ver cómo va nuestra vida, si le damos más importancia al ser que al tener, de examinarnos de nuestra relación con nuestro cónyuge, familiares y amigos.

Si somos sinceros hay muchas cosas que debemos mejorar.

La vida vale la pena vivirla, es nuestra oportunidad mientras Dios no dé vida de merecer de pedir por nuestros antepasados y de pedir a Dios una muerte serena y en Paz.

*Miembro Club 55