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‘In Memoriam’: H.J. Barreras

¡Adiós, “mamá”!

Te llamo así porque tú me diste de mamar cuando con solo 15 años aún tenía en mi mente la época del 5° cacho.

Era una forma de llamar a la “lareca” (hambre) que pasábamos en eses tiempos.

Recuerdo aquella formación con el resto de los aprendices en la puerta principal esperando a que el jefe de taller de turno nos colocará en la sección que tocara.

A mí, por suerte, me tocó el Sr. Lorenzo ( “El Che” ), que me puso en la sección de Fresadoras y, sin saber para dónde enroscaban los tornillos, en poco tiempo llegué a ser un buen fresador. Por lo menos, para ser antes de marchar a la “mili” un oficial de 3° y, con 22 años, uno de los oficiales de 1° más jóvenes de la empresa, que no es otra que tú, “mamá”. Y así te llamaré siempre hasta que me quede sin voz.

Pues recuerdo con cariño cuando, en agosto de 1970, me diste 10.000 pesetas y 15 días de permiso para que me pudiera casar con la mejor mujer del mundo. Y que tanto ella como yo siempre te estaremos agradecidos.

¡Adiós, “mamá” Barreras, hasta siempre!

Si decides montar en el cielo otro astillero para reparar el Arca de Noé espera por mí para fresar el chavetero del eje de cola.

Como sé que me quieres tanto como yo a ti... No creo que me des prisa.

Descansa en Paz, “mamá” Barreras, que todos los que no fueron capaces de dar con el remedio para curarte y eligieron mejor la moderna “eutanasia” se han de quemar en las brasas del infierno.

A ver ahora si aparece alguno de los que me atrevo a llamar “falabarato” que monte una empresa-escuela con hermandad, equipo de fútbol, servicio médico y que, aún por encima, pague.

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