A golpe de BOE no se consiguen milagros, pero tampoco con que transcurran dos años y lo prometido sobre derogar la reforma laboral de Rajoy no se logre llevar a efecto por mor de lo que digan o exijan ciertos poderes fácticos de unos u otros.

El ruido mediático es tal que el ciudadano de a pie necesita que se le explique lo que pasa a fin de entender que no es un ejercicio meramente económico sino todo lo que representa y significa derogar la reforma laboral del PP. Lo cual conlleva: dejar sin efecto la normativa laboral para abaratar el despido y devolver las condiciones laborales como salarios y derechos de los trabajadores.

Dejar nula la objetivación de causas como para llevar a cabo los abaratamientos o la flexibilización de las relaciones laborales a partir de la prevalencia de los convenios de empresa por encima de los sectoriales. Es decir, fácilmente se podía despedir por causas económicas, técnicas, organizativas y de producción. Una prerrogativa de la empresa en la que el empleado poco o nada podía aducir y que produjo que los salarios fueran más bajos de los que fijaban los convenios sectoriales. Asimismo, se rebajó la cuantía por exempleado, pasando de 45 días por año a 33, con un máximo de 24 mensualidades. Otros expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) y los ERE, para los cuales, las indemnizaciones se rebajaron hasta los 20 días por año trabajado y eliminándose la necesaria previa autorización administrativa. En el caso de que el trabajador interpusiese una denuncia, se eliminaban los salarios de tramitación, cuantía acumulada desde que era despedido y se dictada la sentencia judicial.

El hecho es que con tales medidas no se incentivaron las contrataciones ni fueron eficaces los despidos para las propias empresas.

Colectivos de trabajadores perjudicados por este reordenamiento de los convenios y que solo beneficiaron a empresas que para competir dejaban caer los precios pero siempre a costa de rebajar salarios y con ello las condiciones de sus trabajadores.

¿No sería recompensable que los empresarios ganasen dinero creando empleo y que los trabajadores asumiesen salarios dignos que les permitiesen seguir en la onda de la recuperación, sin desequilibrios o tapujos hipócritas que nos conduzcan a un callejón sin salida?

Con este percal, ¿seguimos vistiendo de franela las hechuras de nuestro atuendo empresarial y productivo o hallamos un modo y forma de andar sin esmoquin pero abrigados y con garantías de que no sigan imperando la desigualdad, el incremento de la pobreza y mendicidad en una sociedad que se merecen mejores y más audaces empresarios y políticos?