El runrún mediático respecto al COVID-19 nos está volviendo locos de atar; los que se salven de esta pandemia quedarán psicológicamente tarados por tan perniciosa y machacante información. El resto sucumbiremos a las hambrunas a causa de una economía tan debilitada y mustia que dejará tantas víctimas en el estercolero como el propio virus. Mientras todo esto ocurre, nuestros dirigentes se entretienen subiéndonos el IBI, la cuota de autónomos y cuantos impuestos que se le ocurran en sus iluminadas mentes; y ya puestos, aprovechando la curva creciente de subidas, también suben los sueldos de sus señorías, renuevan la ya flamante flota de coches oficiales por otra más flamante todavía, ¡ojo, pero en esta ocasión es ecológica! Somos el país con el mayor número de ministerios de Europa, además de contar con más de 40 diputaciones provinciales generadoras del nepotismo más servil del continente, y por ende ostentamos el inmerecido tercer puesto de ser la nación con mayor número de ayuntamientos, tan solo por detrás de Francia y Alemania, pero con una población infinitamente menor. Creo que, si no estuviésemos tan subvencionados y amamantados por la Unión Europea, en España ya estaríamos enzarzados nuevamente en una guerra civil.