No creo que haga falta hacer una aclaración sobre el personaje a que quiero aludir en el título de este artículo de opinión, porque en este tema tan debatido como es el referente a los pactos para conseguir por parte del gobierno la aprobación de unos nuevos presupuestos, la postura de Pablo Iglesias es clara, cuando no afecten a sus intereses particulares actúa como presidente de Podemos, pero cuando como es este caso está en juego su interés particular, lo hace como vicepresidente del Gobierno, pues ya se sabe: "la pela es la pela".

Por todo ello, yo pienso que al final y a pesar de todo el ruido que está produciendo su partido (Podemos) en contra de aceptar los pactos con Ciudadanos, se doblegará a la evidencia, que no es otra que los presupuestos son esenciales para la gobernabilidad, o en caso contrario lo más razonable es dimitir por desacuerdo con la política del partido de que es socio o convocar elecciones alternativas con las que no creo que el Sr. Iglesias comulgue. Por otra parte, me parece de una desfachatez supina los reproches del presidente y su ministra portavoz hace el PP por, en palabras de él mismo: No arrimar el hombro, porque ¿Cómo puede pactar un partido político los presupuestos del Estado con un gobierno el que parte de sus ministros lo rechazan de entrada?

En fin, pienso que al final los presupuestos saldrán adelante, puesto que el Sr. Iglesias no es más que un comunista aburguesado, que ante la disyuntiva de dejar la poltrona o seguir con sus privilegios como vicepresidente del gobierno, optará sin duda por la segunda opción sin ninguna clase de remilgos ni remordimientos.