Según las estadísticas, me encuentro en la línea de las pocas personas que acude regularmente a las salas de cine, contribuyendo con ello al sostenimiento de la industria.

Intenté, infructuosamente, ver la película El Reino cuando la estrenaron. Me lo impidieron pases en horarios incompatibles con obligaciones laborales y la escasa duración en cartelera.

El sábado día 2 de febrero, ¡por fin! Veo la cartelera a las 12:30 de la mañana y allí estaba El Reino, con hora de emisión a las 20:15 en los cines.

Cancelo compromisos y organizo inmediatamente la tarde-noche para no perdérmela. Llegué a las taquillas a las 19.20 horas. ¡Oh, sorpresa! Al pedir mi entrada me dicen que la han retirado, que tenían otras películas con más demanda y como no había solicitudes on-line... No sabía que fuera obligatorio pedir la entrada on-line y pagar el consiguiente recargo.

Por segunda vez, me quedé sin poder disfrutar de esta película premiada con siete Goyas.

Es difícil ver en cine películas que no son del gusto mayoritario, la prioridad es el lleno de butacas, con lo cual, la demanda de proyecciones de films, como es el caso del cine español, no tiene reflejo en la oferta.

Entiendo las prioridades de tipo econorruco, pero, teniendo en cuenta las suculentas subvenciones que reciben, pido un poco de respeto para las películas menos comerciales.

También pido respeto para los que aún queremos acudir al cine a pesar de no aplicar la bajada del IVA en su totalidad y del maltrato recibido por estas empresas que manifiestan una continua queja por la falta de espectadores.