Otra etapa que se acaba, otro ciclo que se cierra. Las prácticas en el servicio de Oncoloxía del Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo se acabaron para mí y fue una de las mejores experiencias de mi vida. No lo cambiaría por nada.

Ha sido poco tiempo, pero muy intenso y productivo. He aprendido muchas cosas nuevas, he conocido a gente maravillosa -tanto personal sanitario como pacientes- y he mejorado como persona y como enfermera; pero lo que me llevo sobre todo es la fuerza de los pacientes oncológicos. Esa luz interior, ese brillo que no se apaga. Los he visto llorar con malas noticias y he llorado con ellos, pero también los he visto reír. Los he visto aferrarse a todo para seguir adelante. Los he visto luchar hasta el final, sin rendirse. Los he visto apagarse sin dejar de brillar. Jamás olvidaré todas sus buenas palabras, sus caricias, sus sonrisas sinceras. Me han dato tanto?

He vivido buenos momentos, buenas noticias; les he visto llorar de alegría, también. Los vi disfrutar con las visitas de sus familias. También los sentí echar de menos. Vi en sus ojos la nostalgia de una vida pasada, la pena, el miedo a quedarse en el intento, la rabia y ese "¿por qué a mí?". Y, a pesar de ello, seguían. Esa fuerza no desaparecía. Muchos perdieron la batalla, pero no perdieron la guerra. Porque lucharon por una vida digna mientras pudieron y por disfrutar de los suyos hasta que llegase la hora. Y así lo hicieron.

Jamás olvidaré a esos familiares, siempre una sonrisa en la boca y bromeando contigo. Te dan tantas lecciones acerca de lo que significa la vida. De verdad, no sabéis todo lo que me han hecho aprender, sentir y vivir. Me llevo muchos recuerdos, muchas marcas. Personas e historias que no olvidaré nunca. Hijos que tras el fallecimiento de su madre vienen a darte las gracias por ser mejor medicina que cualquier medicación. Padres que te agradecen que luches para que su hijo sufra lo menos posible.

Gracias, de verdad, a todas las personas tan maravillosas. Y gracias, sobre todo, a todo el servicio de Oncoloxía de Vigo por tratar tan bien a estos ángeles, por ser tan humanos, por todo lo que ello conlleva y por tratarme tan bien durante mi estancia entre vosotros. Sois héroes.