"Lucha de gigantes, convierte el aire en gas natural. Me da miedo la enormidad donde nadie puede oír mi voz".

Muchas veces me he preguntado qué es lo que hace que un simple mortal se convierta en un héroe, en un modelo a seguir por llevar un balón pegado al pie, por meter una canasta desde siete metros cuando solo queda un segundo, por ganar un mundial dando más de setenta vueltas con márgenes de centésimas, por? hacer realidad los sueños de todos aquellos que han renunciado a los suyos encadenados a la realidad de sus vidas. De tanto en tanto, estos héroes transcienden a un simple virtuosismo físico para regalarnos personajes que han movilizado masas con su activismo, con una coherencia que les terminó conduciendo al ostracismo.

En el caso del modesto club de fútbol Chapecoense, se dará la circunstancia de que la sombra de su recuerdo será, desgraciadamente, más grande que la hazaña que estaban protagonizando: no es muy frecuente que una ciudad como Chapecó, de escasamente doscientos mil habitantes, en el estado brasileño de Santa Catalina, albergue a un equipo que consigue arrastrar al olvido del día a día a todos sus seguidores en la ilusión de una competición continental. La cuestión es saber si es igual de infrecuente que un avión no disponga de los treinta minutos de combustible para un plan alternativo en un vuelo de más de mil quinientas millas.

Deseo pensar que todo ha sido una fatalidad que no se repite con frecuencia, deseo pensar que el mundo en que vivimos es cada vez más humano y más libre de los condicionamientos de lo material y, sobre todo, desearía no haber escuchado nunca esta noticia. Porque no es fruto de una cuestión inusual en la que los que más tienen más quieren y los que menos tienen menos pueden desear, dando margen a que ocurran tragedias como estas. Irónicamente, los deportes forman parte de ese engaño que utilizan los magos para atraer la atención en otra dirección, para que incomprensiblemente las clases más desfavorecidas voten a dirigentes cuya fortuna es mayor que la que ellos podrán ganar en mil vidas. Aunque esta situación no es nada nueva; el historiador griego Jenofonte ya lo describía cuatrocientos años antes de Cristo.

¨Vaya pesadilla, corriendo con un monstruo detrás. Dime que es mentira, un sueño tonto y no más. Me da miedo la enormidad donde nadie puede oír mi voz¨.