Escuchar la interminable historia de tu vida, con millones de anécdotas de lo más interesante y disfrutar de tu amistad durante estos años, me impide entender cómo a las personas más buenas del mundo, siempre con una sonrisa en los labios y un "churri" en tu boca puede acabar así, qué injusta es la vida; cuando a uno le ha pasado de todo y se levanta y se vuelve a levantar, cuando ve al fin que se puede volver a disfrutar de la vida e incluso quiere formar una familia te pisan ya para no poder levantarte más.

Ya no, lo siento, no podré ir a la boda como te prometí, no comeremos ese marisco a buen precio que ibas a conseguir, ya no hace falta esperar a la fecha que os iba a dar el ayuntamiento, ya no hace falta más que preguntarse por qué.

Como ateo gay que soy, no creo; pero tú que sí crees ya sea en Dios o Alá mira desde ahí arriba la ciudad que se va a levantar y no va a permitir que algo así vuelva a suceder y tu muerte no habrá sido en vano.

Siempre he llorado por familiares o amigos cuando mueren en un accidente o de forma natural, pero nunca lloré porque mataran a alguien. Es una sensación rara, horrible, extraña y más si es en estas especiales circunstancias. Qué imagen tan atroz. No logro dejar de recrearla en mi cabeza.

Que asco. Que esto no vuelva a suceder.

Al-Dani y Yulio, Yulio y Al-Dani, las mejores personas, el peor final. Hasta siempre.

José Ignacio Pérez Casal - Vigo