Opinión

La moda de la desmemoria urbana

Vigo es una ciudad con una amplia cronología histórica, pero con una desmemoria notable, en la que cada uno de sus episodios parecen estar desligados de los demás acontecimientos. Incluso el desarrollo social y su crecimiento urbano permanecen en terreno desconocido para la mayoría de los vigueses. Hay muchos libros sin leer y pocos estímulos que nos enseñen las diferentes capas que definen cada época de nuestra memoria de cuatro mil años. No llega con la simple difusión publicitaria de una serie de atractivos de convocatoria turística, embalsamando la historia de Vigo en una frase, sino promoviendo actuaciones mucho más ambiciosas que movilicen recursos de áreas culturales como factores de investigación, educación y promoción de la imagen de la ciudad; porque el patrimonio cultural carece de valor si no se acerca a la ciudadanía para educarla. La valiosa memoria de nuestra sociedad parece condenada ante la imposición de lo cercano e inmediato.

Nuestra Ciudad tiene un historial discontinuo que se ha reconstruido varias veces a lo largo de los siglos, gracias al carácter persistente de su vigorosa sociabilidad. Estoy seguro de que la memoria viva del mar de Vigo que había inspirado al trovador medieval Martín Códax, también lo fué para Julio Verne, el mayor publicista que ha tenido esta metrópoli en todo el mundo; sin olvidarnos de nuestros antepasados celtas, para quienes la memoria de la cultura histórica era hermana del espacioso mar y del tiempo. El recorrido a través de esta larga memoria engrandece la historia de Vigo como urbe activa y abre el debate para entender el amplio patrimonio cultural de la ciudad y su territorio metropolitano.

La actual moda de la desmemoria urbana, tan en boga en muchas ciudades, produce cierta incapacidad para afrontar el presente y su futuro. Parece que nos han acostumbrado a no recordar, a no conocer nuestro pasado histórico y al desprecio a su antropología cultural, que reúne la conducta social y sus efectos en los espacios económicos y políticos; así como las consecuencias del crecimiento poblacional y las necesidades de expansión que ha generado Vigo. La moda que pretende silenciar la memoria urbana, vinculado a la amnesia y desconocimiento ciudadano, es el mejor caldo de cultivo para proyectar un futuro como una repetición del tiempo presente, pero con otro nombre; ejemplo que vemos también en otras ciudades. Por eso debemos defender nuestro pasado con mayor respeto y conocer más a fondo la memoria de la metrópoli viguesa, para seguir haciendo historia.

*Miembro del Instituto de Estudios Vigueses