Opinión

Paco Vedra n n n

Cuatro Cosas

Esto de los municipios y de sus cuitas financieras, dicen ya muchos, empieza a ser de castaño oscuro. O sea, que no lo entiende ni el oráculo de Delfos. Por una parte, hay ciento cuarenta concellos gallegos con pufos de consideración, que suman varios millones de euros de impagos de facturas desde hace la tira de tiempo. Lo que no solo es un escarnio para muchas pequeñas empresas, sino que va contra la ley que establece los límites del pago. Pero por lo que se ve, ni caso, y los damnificados, a hacer novenas a santa Rita, que como se sabe es la patrona de los imposibles. Uyuyuy...

Avecilla, que ya contó algo parecido antes de su última incursión hospitalaria, se pregunta cómo es posible que tales cosas pasen, aunque en el fondo no se extraña. Es evidente: que 313 ayuntamientos sean el total de los de Galicia. Semejante cantidad indica que la mitad no tiene capacidad ni población para aportar pronto pago y compensar el coste de los servicios. Pero por más que sea lógico, lo de las fusiones es tabú. Y el que lo dude, que eche un vistazo: ahora mismo solo hay dos en toda la comunidad. Y eso, de chiripa. Jo...

Que nadie se vuelva tolo con la culpa: la tienen todos. La Xunta, por ejemplo, que no da puntada sin hilo, elude llevar adelante un Pacto Local, aunque de vez en cuando amaga con convocarlo. Los municipios dicen que cuanto antes, mejor, pero ponen condiciones antes del diálogo que en vez de un acuerdo aparentan pedir la rendición de sus interlocutores. Y de ese modo, no llegarían a entenderse ni los dioses del Olimpo. Aparte de que si llegase lo que se propone, las diputaciones estarían de más. Y hay quien necesita un par de sueldos. ¿Eh...?

El pajarillo cantor constata que según dicen los alcaldes de las grandes ciudades sería mejor parir de una vez por todas las áreas metropolitanas. Ocurre que, por no se sabe bien qué motivos, tales áreas están en el limbo de los que mandan. Y no hablan nunca de los motivos por los que no ha nacido ninguna. De ahí que existan sospechas de que no hay unanimidad ni entre los corregidores del mismo color político ni entre los asociados. Y es que eso de compartir no está hecho para las mentes preclaras del inventario local. ¿Capisci?