Opinión | Con lo bien que iba todo

Santiago Romero

Perder la oportunidad

Wylon Jennings. ¿Sabéis quién es Wylon Jennings sin googlearlo? Si tengo que nombrar de memoria a cien músicos o cantantes de todos los tiempos, de Bach a Daddy Yankee, de Puccini a Taylor Swift, creo que Wylon Jennings no surge espontáneamente entre los imprescindibles.

A estas alturas igual ya has hecho una búsqueda y te has encontrado con uno de los grandes del country, pero que tampoco es John Denver o cualquiera de los que hasta Europa han llegado –muchacho pásame ese banjo– cantándole a las Montañas Rocosas y a las verdes praderas donde pacen los búfalos.

Pues un día llaman a Wylon por teléfono por si quiere ir a cantar, cosa de una noche, con un grupo majo que se reúne en los estudios de AM records, y el tipo dice que bueno, que vale, pero que tampoco es que le apetezca mucho porque se fatiga y le gusta acostarse pronto.

Ya en el estudio nuestro querido Wylon Jennings se encuentra con algunas leyendas de la música que por lo visto también se apuntaron al sarao. Hay dos invidentes conocidos, Stevie Wonder y Ray Charles, y está también Al Jarreau, ciego pero de vino tinto. Al fondo, Michael Jackson enseña a Lionel Ritchie lo de los pasitos palante y patrás; y sentados en un taburete está Bruce Springsteen preguntando a Bob Dylan la respuesta que había en el viento, que él ha puesto la oreja y no ha oído nada. Kenny Rogers –este sí le gusta a Wylon– le pide fuego a Tina Turner y la diva le dice que se lo pida a Willie Nelson que se fuma hasta los hilos de los plátanos. Quincy Jones llama la atención a Billy Joel y a Cindy Lauper para que ocupen su lugar junto a Diana Ross y Dionne Warwick, que vamos a grabar. Ya metidos en faena, tú, más alto, tú, no grites, y pasadas tres horas largas, surge una duda sobre el tema que cantan; Stevie Wonder sugiere meter una frase en suajili que le da un matiz étnico muy a favor de proyecto. A Wylon se le hace cuesta arriba y como ve que a aquello le falta mucho, decide marcharse.

Hombre, Wylon, yo creo que deberías haberte quedado un rato más, cuando te dijo Paul Simon que pintaba la cosa bien. No niego que había un cierto caos, pero aquella caterva de estrellas mundiales debería haberte indicado que allí se cocía algo grande.

Tuviste tu oportunidad, Wylon, y la dejaste escapar, dirían Los Secretos. Pues como si Armstrong le dice a Aldrin que pase primero y Aldrin le dice vete tú que a mi me cogió el frío. Wylon, te fuiste de la grabación de ‘We are the World’, y para mí eso merece que nombres al genérico de perder la ocasión por borrico: hacerse un Wylon.

¿Wylon Jennings? ¿Jennings qué mas? Porque así, por el primer apellido, no me figura nada.

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