Crónica Política

El rural, en serio

Javier Sánchez de Dios

Javier Sánchez de Dios

La “revolución silenciosa”, como la denominó el ministro Planas, refiriéndose a la agitación de los agricultores españoles, demuestra ante todo que surge porque las administraciones no han tomado hasta ahora medidas serias para atender a un sector primario de especial importancia y trascendencia para Galicia. Conste, de cualquier modo, que si es verdad que se trata de una revolución es muy discutible que se le pueda adjetivar como silenciosa. Más bien parece que el ministro trata de reducir la importancia de las reivindicaciones campesinas, o al menos su eco. Claro que el mismo Gobierno central ya intentó camuflar sus errores hablando de que los “revolucionarios” proceden de la derecha o la extrema derecha. Falso, claro.

En realidad las distintas administraciones no han tomado hasta ahora lo suficientemente en serio al mundo rural. Lo que no es una crítica, siempre opinable, sino un hecho medible que puede resumirse en un dato: hay una ley en vigor que prohíbe la compra de productos agrarios en origen por debajo de los precios de mercado, y esa ley no se cumple. Algo muy parecido a lo que podría decirse de las medidas confusas de la política común de la UE y de las sorprendentes medidas que castigan a los europeos y en cambio favorecen a terceros.

(Un ejemplo claro: por una “manía” aparentemente ecologista al campo español se le “castiga” con obligaciones específicas sobre abonos, insecticidas y otras imposiciones que no se le reclaman a los marroquíes sin ir más lejos Y no se pretende elaborar una causa general contra Marruecos o lo procedente de cualquier otro país, sino insistir en que resulta absurdo y hasta ofensivo que a los productos españoles se les cargue con medidas que a otros ni siquiera se le requieren. Por eso hay revolución campesina, y no precisamente silenciosa)

La reunión de los ministros europeos se ha saldado, de momento, más con buenas palabras que con respuestas a las demandas de los agricultores. Don Luis Planas ha hecho lo que ha podido, pero hay que reconocer que en estos asuntos España puede más bien poco en el marco comunitario. Por ese, entre otros motivos, se ha levantado el campo español y en general el mundo del rural, elemento económico clave no solo para las personas que de el viven sino también para evitar el vaciado de buen parte del mundo rural de España Y ya va siendo hora de que la “revolución” agraria deje de estar pendiente.

Conste que un problema muy parecido afecta a la pesca española, y en este caso de forma muy especial a la gallega. La –en opinión personal– mal entendida a causa de la defensa de la naturaleza, y también la gramática acerca del cambio climático, condicionan de una forma excesiva la protección a una especie que, con todos sus errores, sigue siendo clave para cualquier planteamiento de futuro. Cierto, que la naturaleza ha de ser protegida, pero no a toda costa. Porque una naturaleza sin hombres ni mujeres sería absurda de ahí que se reclame que por fin se tome en serio el mundo rural. Y, por supuesto también el mundo pesquero.

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