Crónica Política

La derrota dulce

Javier Sánchez de Dios

Javier Sánchez de Dios

Algunos hablan de victoria moral, lo que resulta –al menos en opinión personal– una evidente exageración. Otros piden ya poco menos que la cabeza de la portavoz nacional del BNG por no haber conseguido el objetivo clave, que era situar a una mujer nacionalista en la Presidencia de la Xunta, algo que hubiera podido ser sin la fortaleza estructural del PPdeG y la debilidad demostrada del PSdeG. En realidad, lo obtenido por la señora Pontón ha sido un éxito, lejos de lo que buscaba, pero probablemente increíble hace menos de un año. Doña Ana tuvo que afrontar dos hechos con los que seguro no contaba: uno, la mencionada estabilidad interna y externa de los populares gallegos y, otro, la extrema e inesperada debilidad de los socialistas. Logra, en todo caso, una derrota dulce, que no pocos considerarán casi una victoria.

En realidad, la tarea pendiente de la portavoz nacional del BNG es completar el trabajo de Xosé Manuel Beiras y Anxo Quintana, quien hace unos años en Rianxo resumió la tarea: “integrar en el espacio político del Bloque a todo aquel que sienta, piense y haga en gallego”. Conviene no olvidar que esa tesis –entre otras discrepancias– supuso una abierta “batalla” entre la UPG y el hombre que bajó del monte a una gran parte de la izquierda, el señor Beiras Torrado, que acabó fuera del nacionalismo oficial. Y le costó una salida triste del poder en la organización al que fuera vicepresidente de la Xunta bipartita. Ese es el reto principal que ha de afrontar ahora la excelente lideresa. Que ya ha oído las primeras voces de advertencia desde los sectores más “ ortodoxos” de la mesnada nacionalista.

Desde un punto de vista puramente personal, Ana Pontón tiene la flexibilidad ideológica necesaria para hacer posible la comunión entre galleguistas y nacionalistas. Y la habilidad de esquivar, al menos de forma pública, las aristas que esa comunión conlleva. Hay en el BNG, todavía, una cierta tendencia a conservar en todas sus dimensiones y características una serie de doctrinas que confluyen en un solo punto: Galicia por encima de todas las cosas. Algo espiritualmente valioso, pero que en la política –sobre todo en la moderna– solo desemboca en el radicalismo, y este modo de pensar y de hacer no es precisamente un buen reclamo electoral. En ese sentido, como en otros, la portavoz nacional lo tiene complicado, pero si hay alguien capaz de hacerlo es ella.

Circunstancias aún más difíciles atravesó ya. Por ejemplo, cuando accedió a su cargo actual en un Bloque casi moribundo, al borde de la desaparición parlamentaria y logró “ resucitarlo”: seis diputados en su primer desafío, diecinueve en el segundo y veinticinco ahora, en la Cámara gallega. Quizá se pueda hacer más, pero habría que buscar mucho en el nomenclátor de la vida pública gallega para encontrar a alguien que en la misma situación consiguiera resultados parecidos. Y esto es opinión personal, pero argumentada no en estadísticas sino en cifras reales comprobables y rotundas. Cifras que a la vez confirman una hipótesis rechazada durante muchos años: que en el seno del BNG pudiese cambiar parte de su esencia.

En resumen: que al país le espera una muy interesante etapa. La de comprobar, por una parte, si el nacionalismo gallego, tras superar al socialismo, consolida esa posición y, dos, si es capaz de lograr la adaptabilidad suficiente para alcanzar la condición de indiscutible alternativa al Partido Popular. Con una última observación: a día de hoy cualquier opción alternativa a la cúspide en el BNG sería no solo irreal, sino también muy difícil de admitir por quienes en su mayoría respaldaron el día 18 pasado la figura y las tesis de su portavoz. En otras palabras, cambiar de vehículo en plena carrera solo supondría perder puestos a costa de las posibilidades de llegar primero a la meta algún día.