El comodín ruso

La estrategia demócrata de usar al Kremlin para todo

Joaquín Rábago

Joaquín Rábago

Ahora resulta que la Rusia de Vladimir Putin está detrás de las últimas manifestaciones masivas en EE UU a favor de un alto el fuego en Gaza. ¿Cómo no se nos había ocurrido antes?

Lo afirma la expresidente del Congreso estadounidense, la demócrata Nancy Pelosi, que, como todos sabemos, goza de tanta credibilidad en esa y otras materias como su correligionario, el presidente Joe Biden.

Los miles de decenas de jóvenes que se manifiestan en las universidades de EE UU, muchos de ellos por cierto judíos, y los cientos de miles de norteamericanos de todas las edades que han salido a la calle no lo hacen porque se les revuelven las tripas ante aquella masacre.

No, Rusia está detrás de muchos de ellos, sostiene Pelosi, según la cual “no hay que equivocarse, muchos de esos manifestantes están conectados con el Kremlin”, y abogar, como hacen, por un alto el fuego es exactamente “el mensaje que Putin quiere que se escuche. Igual que en Ucrania”.

No parece inmutar en absoluto a la demócrata el hecho de que los últimos sondeos efectuados en su país arrojan una clara mayoría a favor del cese inmediato de las hostilidades.

Pelosi, como tantos otros legisladores republicanos o demócratas cuyas campañas electorales han engrasado generosamente el ‘lobby’ israelí o la industria armamentista o ambos al mismo tiempo, es una incondicional del Estado judío.

"Hay quienes sospechan que las gratuitas acusaciones de Pelosi contra Rusia pueden estar motivadas por un intento de culpar a una potencia extranjera de la más que evidente caída de popularidad de Biden en todas las encuestas"

Así, como recuerda el periodista Norman Solomon en el portal de internet Counterpunch, en 2019, recién reelegida presidenta de la Cámara de Representantes, Pelosi pronunció sin inmutarse estas palabras en un foro patrocinado por el Consejo Israelí Estadounidense.

“Si este Capitolio se derrumbase", afirmó, "lo que siempre quedaría es nuestro compromiso de ayuda, mejor dicho, de cooperación con Israel. Es la base misma de lo que somos”.

O como afirmó en 2015 el entonces vicepresidente Biden con motivo de la celebración anual de la independencia israelí: “Si no existiese Israel, América tendría que inventarlo porque se trata de defender vuestros intereses como defendemos los nuestros”.

Hay quienes sospechan que las gratuitas acusaciones totalmente de Pelosi contra Rusia pueden estar motivadas por un intento de culpar a una potencia extranjera de la más que evidente caída de popularidad de Biden en todas las encuestas.

Rusia es un comodín que sirve para todo: para explicar la inesperada victoria del Donald Trump frente a Biden en 2016, el llamado “Russiagate”, que quedó, años después, totalmente desacreditado, como, al decir de un juez español, el intento independista catalán. Como diría un italiano: “Se non è vero è ben trovato”.

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