El negociador de Zelenski reconoce el papel de Boris Johnson en la continuación de la guerra

Joaquín Rábago

Joaquín Rábago

Algunos lo escribimos ya hace tiempo, pero es ahora el propio jefe del grupo parlamentario del partido Servidor del Pueblo de Volodímir Zelenski quien lo reconoce abiertamente.

Fue el ex primer ministro británico Boris Johnson quien torpedeó el acuerdo de principio al que habían llegado rusos y ucranianos para poner fin a la guerra de Ucrania.

David Arajamiya, actualmente jefe del grupo parlamentario del partido gobernante en Kiev, admitió en declaraciones a una emisora de televisión que las negociaciones entre rusos y ucranianos llevaban buen camino hasta que apareció en escena Johnson.

El líder tory, que, al parecer actuaba de común acuerdo con Washington, logró convencer al equipo negociador ucraniano por Arajamiya de que había que continuar la guerra con Rusia hasta la victoria.

Los países de la Alianza Atlántica se encargarían, según el premier británico, de suministrar a Ucrania todo el armamento necesario.

Arajamiya admitió al mismo tiempo que el Gobierno ucraniano no acababa de fiarse de Rusia y ello pese a que el propio presidente Volodímir Zelenski se había declarado favorable a negociar un estatuto de neutralidad con garantías de seguridad para su país.

Uno no puede evitar la sospecha de que con esas nuevas declaraciones, el estrecho colaborador de Zelenski, trata de presionar a la OTAN para que admita cuanto antes en su seno a Ucrania.

Pero la Alianza Atlántica no parece favorable a ello en este momento: aunque no figure por escrito en el propio Tratado del Atlántico Norte, es práctica de la OTAN no admitir a países con problemas territoriales como es el caso de Ucrania.

Kiev pone el contraejemplo de Alemania, que estaba dividida cuando en 1955 accedió a la OTAN, pero la asistencia mutua garantizada por su famoso artículo 5 solo valía en aquel momento para el caso de un ataque a Alemania Occidental.

De hecho, la Alianza Atlántica no pudo ni quiso hacer nada para impedir la erección en 1961, es decir en plena Guerra Fría, del muro de Berlín como parte de la frontera interalemana.

La mayoría de los analistas parecen últimamente de acuerdo en que Ucrania ha perdido la guerra con Rusia y de que es muy poco lo que puede ya Kiev por más armamento que reciba de la OTAN.

El dilema que se le presenta a Zelenski es que conseguiría seguramente antes su objetivo de meter al país en esa organización pese a la clara oposición de Rusia si renunciase a los territorios ocupados por el país invasor, incluida Crimea.

Pero ello representaría para quien optó por sacrificar centenares de miles de vidas ucranianas con la esperanza de recuperar esos territorios una derrota personal y política de enorme trascendencia.

Los ucranianos se preguntarán entonces con toda razón de qué sirvieron todas esas muertes. Y actuarán en consecuencia cuando sean por fin convocados a las urnas.

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