Caravanas electorales

José María de Loma

José María de Loma

Los grandes líderes preparan sus caravanas electorales para recorrer el país y yo me imagino ser el conductor de uno de esos autobuses que trasladan al líder de turno. Tendrán caravana propia Aznar y Rajoy, Sánchez, Abascal y Feijóo. Autobuses cruzando la España vacía, tomando curvas en el Cantábrico, quemando rueda en el sur, tragando atascos en Madrid. Aznar pidiéndome que le ponga en el casete “Suspiros de España”, Rajoy fumando un puro, Abascal haciendo pesas con aparatitos portátiles. El asiento de al lado del prócer, vacío. Para que su ego también esté cómodo. Parada y mitin. Si hoy es miércoles esto es Salamanca. Prometer y marchar, llegar y hablar, abrazar y besar niños. Cabezadita en el bus. Sánchez también dispone del Falcon y está por ver que sus competidores no transiten muchos de los kilómetros en coche oficial u oficioso, Manolo pon el aire acondicionado y quita esa emisora, que me critican mucho. España es un tiovivo donde giran y giran los candidatos en un mareante círculo de titulares y fotos, selfis y conexiones en directo. Los autobuses electorales llevan por combustible de la ambición. La ITV es ideológica y el maletero lo quieren llenar de votos. Los asesores van en segunda, salvo que tengan ideas de primera. Los periodistas se suben a la caravana electoral ansiosos por una confidencia, deseosos de una entrevista.

"España es un tiovivo donde giran y giran los candidatos en un mareante círculo de titulares y fotos, selfis y conexiones en directo. Los autobuses electorales llevan por combustible de la ambición"

El enviado especial acaba viendo al político al que sigue actuando en muchas plazas diferentes. Conoce sus trucos, sus chistes, sus promesas. Se sabe su faena de memoria y hasta intuye cuando le van a meter una cornada. Ahora hay un candidato haciendo la maleta con muchos botes de gel hidroalcóholico para después de dar la mano a la jubileta y al joven, a la funcionaria y al becario, al militante fiel y al dirigente provincial. Kilómetros al coleto y de pactos no hablo, parada y fonda al fondo con bicarbonato que atempere las bondades de la gastronomía local. El mitin es un castigo que se da a los convencidos. Una mala curva la tiene cualquiera.

Suscríbete para seguir leyendo