De un país

Trabajar bajo el agua

Luis Carlos de la Peña

Luis Carlos de la Peña

Transcurridas poco más de cuatro décadas de la fulgurante aparición del grupo de moda Adolfo Domínguez, apoyada en aquel icónico y categórico lema “La arruga es bella”, la empresa ourensana parece haber encontrado de nuevo el respaldo del mercado. Una señal positiva que el país, Galicia, debe hacer suya dado el carácter emblemático de AD dentro de nuestro tejido productivo. Pocas empresas como esta mantienen su apuesta por trasladar a sus creaciones el espíritu del tiempo, una idea de vanguardia sugestiva para las clases medias urbanas. Integrar diseño, producción, comunicación y comercialización en un único proyecto vertical requiere de una notable claridad de ideas, convencimiento para llevarlas adelante y resistencia para afrontar las dificultades. La constancia es la cualidad esgrimida con reiteración por su fundador, un valor inherente a la clase emprendedora y empresarial que requiere tiempo, ese gran afinador de los proyectos en su paso del papel al mercado.

Quizá en un exceso de romanticismo pensamos que las cerámicas de Sargadelos, un vino blanco del Ribeiro, unas conservas de Arousa o las prendas de Domínguez expresan de algún modo el alma del país. Tras esas empresas y marcas hay mujeres y hombres que además de expertos en sus oficios y profesiones, son portadores de un capital simbólico –consciente o meramente intuitivo– hecho de tradición, cultura y contemporaneidad, un humus compartido que germina a partir del buen gusto. De ahí la inquietud por la despersonalización que la entrada acelerada de capitales foráneos y/o especulativos pueda originar en tantas de nuestras empresas más caracterizadas.

"El buen hacer local es una puerta de entrada hacia el éxito global"

La consejera delegada del grupo de moda, Adriana Domínguez, acaba de anunciar el primer resultado positivo de la empresa después de 13 años de pérdidas continuadas. “Trabajar bajo el agua es muy difícil” ha sido la frase con que sintetizaba un largo y complicado proceso de redimensionamiento y cambios en la organización, que incluye el relevo sucesorio del carismático Adolfo Domínguez al frente de la empresa. Fieles al estilo de la casa, el relanzamiento de la marca se iniciaba con el impacto de la campaña “Sé más viejo”, una declaración de principios en favor de la calidad y durabilidad de las prendas, las sospechas sobre el consumismo y un estilo de vida más responsable con el medio ambiente que, en paradoja de la mercadotecnia, busca reconectar con los más jóvenes.

El retorno a los números negros en los balances de Adolfo Domínguez, apuntala el convencimiento de que el buen hacer local es una puerta de entrada hacia el éxito global.

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