Baiona, el ‘primusterre’ americano

Este 1 de marzo de 2023 se celebra en la villa real el 530 aniversario de la llegada del primer americano a Europa

Jaime Izquierdo

Jaime Izquierdo

Se celebra estos días de marzo en Baiona la fiesta de la Arribada que conmemora la llegada a la localidad, el 1 de marzo de 1493, de la carabela la Pinta, capitaneada por Martín Alonso Pinzón, alumbrando así la noticia de la apertura de una nueva ruta a las indias en la expedición que Cristóbal Colón había iniciado, saliendo de Palos de La Frontera, el 3 de agosto de 1492. Con el tiempo, el descubrimiento habría de ser aún más sorprendente que la narración deslavazada que recogieron las primeras crónicas cuando se desveló que, en realidad, los expedicionarios no habían llegado a las costas occidentales de Asia sino a un nuevo continente.

Baiona, el ‘primusterre’ americano

Baiona, el ‘primusterre’ americano / Jaime Izquierdo*

Para testimoniar su descubrimiento, los expedicionarios trajeron objetos, plantas exóticas y también a unos nativos indígenas. La historia apenas cuenta nada de ellos. Es sabido que nunca se construyen los relatos históricos desde el bando de los perdedores o los perplejos, por eso se celebra la Arribada y no el descubrimiento de Europa por los americanos. A decir verdad, ni los propios indios sabían que lo eran, aunque en puridad lo fueran. Démosle la vuelta a la historia o, mejor aún, pongamos el punto de mira en la visión de los indios, no tanto para reinterpretarla sino para hacerla más rica, más participativa.

Y así, cabría decir que el 1 de marzo de 1493, los nativos americanos descubrieron Europa. Si celebramos que fue un astronauta americano el primer ser humano que pisó la Luna, podremos celebrar también que fue en Galicia, en Baiona en concreto, el lugar en el que un americano puso su pie por primera vez en Europa. A la secular definición de Galicia como el Finisterre europeo toca ahora añadir que a terra galega es también la primusterre americana. Galicia crece siendo así fin y principio.

La segunda consideración es una derivada de la primera: si celebramos el 12 de octubre como el día del descubrimiento de América, podemos dedicar el 1 de marzo al descubrimiento de Europa. Por mucho que las intenciones y predisposiciones de unos y otros fueran antagónicas el hecho cierto es que la confluencia cruzada de europeos y americanos es indiscutible y corresponde a Baiona, en Europa, el mismo honor y rango que a la isla americana de Guanahaní, donde los europeos posaron sus pies por primera vez.

"Es la fiesta de la Arribada un momento propicio para ponerse en la piel del otro, para dar rienda suelta a la empatía y construir nuevas alianzas"

El tercer hecho singular surge del propio estado de turbación, congoja y abducción que, sin duda, acompañaba el ánimo de aquellos indígenas y que acabaría por conformar el caldo de cultivo de lo que hoy conocemos como morriña. Sin duda, fueron los indios americanos los primeros seres humanos que la experimentaron en Baiona. La morriña nació en Galicia pero no de la mano de los gallegos aunque ellos, con el tiempo, habrían de ser consumados y expertos usuarios, principalmente y no por casualidad en sus periplos americanos. La morriña es tan americana como el pimentón que acompaña al pulpo y que a decir del maestro de la erudición inventada, Álvaro Cunqueiro, es prueba irrefutable del origen gallego de Colón y de la principal motivación de su prodigioso viaje: Colón viajó a América a por pimentón. Pero esa es otra historia.

Son estas tres circunstancias más que suficientes para darle una vuelta de tuerca a la Arribada, para no quedarse solo en el jolgorio celebrativo del regreso y conmemoración de un hecho sin duda de trascendencia histórica indiscutible pero que no debe eclipsar nuevas posibilidades en este siglo XXI de globalizaciones, retos demográficos y nuevos cruces latino-americanos, esta vez de allá para acá.

Es la fiesta de la Arribada un momento propicio para ponerse en la piel del otro, para dar rienda suelta a la empatía y construir nuevas alianzas. Europa, envejecida y retraída en la natalidad, puede ser ahora tierra de acogida para los pueblos sur y centro americanos. Es lo que dijo en alguna ocasión Pepe Mújica y ratifica Ramón Villares en su ensayo Galicia, una nación entre dos mundos, cuando confirma que la corriente de migración masiva de los gallegos hacia el nuevo continente contribuyó decididamente a la transformación, económica, demográfica y cultural de varias repúblicas americanas. Ahora toca el partido de vuelta.

Hacer que la Arribada sea también el día de América en Europa es una buena manera de desfacer entuertos y reforzar nuestras relaciones plagadas de idas y venidas. Son demasiados los vínculos, las historias compartidas, las miradas tristes de unos y otros al dejar atrás el país. Y son también numerosas las oportunidades que se abren ahora para los americanos ante el descubrimiento de Europa como una tierra de oportunidades con la que superar el desasosiego que sufrieron sus antepasados aquel 1 de marzo de 1493 que pusieron el pie en Baiona.

*Comisionado para el reto demográfico del Gobierno de Asturias

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