Crónica Política

El relevo

Javier Sánchez de Dios

Javier Sánchez de Dios

Tal y como acaba de anunciar este periódico, el mes que viene se dará a conocer, con toda probabilidad, el fallo del Tribunal Supremo acerca de la continuidad de la factoría que “Ence” tiene en la parroquia pontevedresa de Lourizán. Para ser exactos, sobre si la prórroga de la cesión de terreno público se ajusta o no a derecho. La sentencia cerrará una polémica que dura ya más de sesenta años y que se inició cuando, en época de la dictadura, se aprobó la instalación de un complejo fabril que abarcaba a “Celulosas” y a “Elnosa”, factoría que aportaba cloro, entre otros productos, que según las asociaciones nacidas a raíz de esas ubicaciones, amenazaba la salud de la ciudadanía.

De hecho. “Elnosa” desapareció cuando cambió el proceso de producción de pasta de papel y después la polémica cambió: pasó de la ecología a la cuestión de la concesión territorial y su validez y ha durado hasta ahora. Pero fue, ya desde la Transición, un instrumento político y electoral sobre todo para el BNG, que nunca renunció a su “peche xa” que definía su posición con respecto al asunto. Pero, de algún modo, se omite, sobre todo en la actualidad, un hecho indiscutible: que “Ence” es hoy en día una de las muy escasas palancas económicas de que dispone Pontevedra. Y su cierre, de producirse, contribuirá, y mucho, a hacer de la capital una suerte de ciudad dormitorio.

Y es que la capital, en estos años, ha ido perdiendo capacidad industrial, prácticamente desaparecida, con un comercio en decadencia y una carencia real de atractivos turísticos que la deja encomendada en cuanto a visitantes a la eficacia de eventos deportivos y premios como “modelo “de ciudad humana”. Pero, aunque solo fuere por lo de primum vivere, la ciudad necesita un relevo para su empleo actual que al menos aporte los puestos de trabajo que ahora mismo aún aporta “Celulosas”. Un relevo que nadie, que se sepa, ha planteado en concreto a algún gobierno, autonómico o central, desde la Transición. Como mucho se reclamó su traslado a otra comarca que la firma rechazó.

La cuestión de fondo, ahora mismo, es el riesgo cierto de una lenta agonía económica de la ciudad y su comarca, aún más grave si se reflexiona sobre la hipótesis de que la sede de la Brigada Ligera Aerotransportable, Brilat, con sede principal en Cotorredondo y que paga una fortuna anual a los comuneros propietarios de la superficie que ocupa, pueda en algún momento aceptar una oferta de traslado en condiciones mucho más favorable. Eso significaría un golpe definitivo a sectores como la hostelería, ahora el único que aparenta resistir. Pero no hay garantías: en todo este tiempo nadie, de derechas, izquierdas o nacionalista, ha planteado la sustitución de la factoría.

Una situación como la que se describe –y que en todo caso es opinable, aunque los datos son medibles– agrava las expectativas de este antiguo Reino, que en los últimos años haz perdido buena parte de su músculo industrial, desde el cierre de As Pontes al de “Alcoa”, como ejemplos, además de la hemorragia que asola el trabajo autónomo, clave en Galicia y por tanto su futuro económico. Y que una visión pequeña, una política sin otra proyección que los sueños de algo parecido al beatus ille y la poca decisión de los gobiernos de todo nivel que son y han sido, acabará por liquidar la histórica condición de una ciudad en la que existían oportunidades de progreso, aunque era necesario saber aprovecharlas. Ojalá no pase, porque Pontevedra no lo merece.