DE UN PAÍS

Sentimiento nacional

Luis Carlos de la Peña

Luis Carlos de la Peña

En el futuro, cuando la historia describa nuestro presente, las actuales reformas de las figuras penales de la sedición y la malversación serán una nota a pie de página capaz solo de acelerar el pulso a los investigadores. Es cierto que el diablo está en los detalles y que las cabriolas de Sánchez para reabsorber los efectos de la rebelión de los catalanes, en su versión 1.0 del siglo XXI, solo encuentran el amparo tantas veces vergonzante de la razón de Estado. Decía Julián Marías, comentando las solemnes y apasionadas proclamaciones de la República Catalana de Macià en 1931 o del Estat Catalá de Companys tres años después, que “no hay que intentar contentar a los que no se van a contentar”. A esta interpretación, hecha por mitades de afirmación y desconsuelo, es a la que llega buena parte de la sociedad española alineada por supuesto con la derecha, pero también con muy amplias franjas del PSOE y aún del viejo comunismo proletario.

Las llamadas de Feijóo a estos sectores de la izquierda no son más que el intento de apañar algunos votos –ganas de enredar, en definitiva– en las aguas revueltas del Estado-Nación llamado España, o del Estado plurinacional que muchos sentimos, que no acaba de resolver su mayor y más prolongado problema histórico. Ortega y Gasset, que por algo fue maestro de Marías, arbitró aquella fórmula de la “conllevanza con Cataluña” que tanto juego dio en la Transición y aún después, hasta el Estatut de 2006, recurrido ante el Tribunal Constitucional por el PP de Rajoy. La historia no será condescendiente con la gestión que el líder de la derecha española hizo de la cuestión catalana en el período 2006-2017, año del referéndum ilegal y la consiguiente declaración unilateral de independencia. De aquellos polvos, estos lodos.

“Sánchez pasará a la historia por la exhumación de Franco; no por modificar el Código Penal”

Pedro Sánchez ha dicho de sí mismo que pasará a la historia por exhumar los restos de Franco del Valle de los Caídos. No lo hará, sin duda, por modificar el Código Penal. En contra de los sueños de grandeza, juegan las circunstancias que le obligan a ceñirse al guion del día a día, a salvar los equilibrios políticos dentro del Gobierno, a mantener la mayoría que le sostiene en las Cortes y a conseguir que la ortodoxia económica de la UE no le apriete el dogal de la deuda y el déficit públicos.

En cualquier caso, viene a cuento recordar aquella cita que el añorado Javier Tusell ponía en boca del general De Gaulle: “No se puede triunfar sobre el sentimiento nacional”.

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