La fecha que une a todos los españoles

Ceferino de Blas

Ceferino de Blas

La única fecha que une a todos los españoles es en la que se juega la Lotería de Navidad. Ni la de la Constitución ni la de Navidad ni ninguna de las fiestas que el calendario establece como preceptivas para todo el país concita esta conformidad, ya que habrá siempre quienes discrepen de ellas y no estén conformes. Solo en la del sorteo extraordinario de Navidad se produce la unión.

Lo escribía hace siglo y medio Julio Nombela, el mejor reportero de finales del XIX, con esta gracia: “Los españoles contra su costumbre están conformes en una cosa; en que les debe tocar el premio gordo de la Lotería de Navidad. Ya nadie piensa más que en el famoso sorteo del día 22”.

Desde que se creó la Lotería Nacional para generar recursos al Estado, en plena guerra contra Napoleón, por mucho que hayan cambiado las costumbres desde entonces y más sorteos que se hayan inventado, el español de ayer y de hoy sigue teniendo como referencia insoslayable para jugárselo a la suerte la fecha del 22 de diciembre en que se otorgan los premios de la Navidad.

"La lotería de Navidad logra que desaparezcan las divisiones, porque sin excepción desean lo mismo: que les toque el gordo"

Se han producido muchas variaciones, por supuesto. Con los medios de comunicación existentes, se ha mitigado el misterio de los premios de tiempos pasados, cuando los vigueses se agrupaban en la calle Colón, delante de la Casa del Faro, para seguir el sorteo. Los premios mayores, que eran transmitidos telegráfica o telefónicamente eran colocados en unos cartelones en las paredes del edificio y los vigueses se enteraban así de su suerte.

Existen fotos admirables de Pacheco y Llanos con la calle Colón llena de gente, siguiendo el sorteo. Ahora, con la televisión que lo transmite en directo o con los móviles y demás soportes que permiten conocer los números en el acto, ha desaparecido el espíritu épico de la Lotería de Navidad.

Hace no muchas décadas algunos periódicos tiraban un número extraordinario de la Lotería de Navidad en una edición de la tarde, pero era con números tomados a oído o transmitidos por teletipo. Para conocer todos los premios e imprimirlos fielmente hacía falta la lista fotográfica de todo el sorteo. Cuando no había forma de enviarla completa a distancia, algún periódico contrataba a pilotos automovilistas para que a toda velocidad viajaran de Madrid a Vigo con la lista, y llegasen a tiempo para imprimirla y poder facilitar la totalidad de los premios con el ejemplar del día siguiente.

Incluso algún periódico llegó a alquilar una avioneta para hacer más rápido el trayecto, ya que entonces todavía no existía la autovía del Noroeste y los viajes a Madrid eran lentos y complicados. Cuanto primero entraba el periódico en la rotativa, primero salían los coches del reparto a los quioscos.

Era el día del año de mayor difusión de periódicos, y el FARO llegó a vender en esa fecha más de 80.000 ejemplares, es decir, de cada diez habitantes de la provincia de Pontevedra, uno compraba el periódico.

Aunque la gente conociera los números importantes del sorteo, quería cerciorarse fehacientemente y sobre todo comprobar la pedrea, ya que si no tocaban los premios mayores, había esperanza de que saliese la pedrea y recuperar lo gastado. ¡Para el sorteo de Reyes!

Los que jugaban, que eran todas las familias sin distinción, podían comprobar sus números repasando los del periódico y ver si les había correspondido algo.

"El español sigue teniendo como referencia insoslayable para jugárselo a la suerte la fecha del 22 de diciembre"

En Vigo nunca tocó el gordo al completo –todas las series– de la lotería de Navidad. Sí resultaron agraciadas series, décimos sueltos y participaciones del primer premio –el “gordo” se le denomina por su cuantía–, pero nunca ha habido escenas como las de otras poblaciones en que toca íntegro el primer premio, y se festeja con bailes, abrazos y champán. Escenas indispensables de cada lotería navideña.

Sin embargo la ciudad nunca ha perdido la esperanza y juega año tras año a la lotería de Navidad –éste, se calcula que cada gallego invertirá más de 70 euros en el sorteo–, en la confianza de que en uno de los que están por venir resulte agraciada y haya sido distribuido íntegro entre los vigueses.

Ojalá sea en el próximo sorteo dentro de diez días, el 22 del 12 de 2022. Una fecha en la que tal vez muchos no hayan reparado por sus dígitos, pero para los amantes de los números seguro que les parece redonda. Como decía Julio Nombela, es la que une a todos los españoles y logra que desaparezcan las divisiones, porque sin excepción desean lo mismo: que les toque el gordo.

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