Opinión

Clemente José García EstévezUxío Xil Pérez

Homenaxe a tódalas mulleres do mundo con cancro de mama

Los comerciantes siempre estamos actualizando nuestros negocios, no sea que de pura inmovilidad se nos vayan muriendo poco a poco. Así que un día cambiamos suelos, otro, luces que iluminan mejor y consumen menos, otro escaparates… En fin, siempre moviéndonos.

Así que, por tal motivo, un día se me ocurrió colgar un viejo reloj de carrillón de principios de 1900, con una sonería al dar los “cuartos” muy bonita, así la gente podría disfrutar viéndolo y mejor oyéndolo. Ocurrió entonces algo que me llamó la atención, al oír tocar los “cuartos “, la gente comentaba: “qué bonito”, “¡qué bien suena!”, y a continuación todos repetían lo mismo: “es igual que el de la casa de mi abuela”.

Siempre igual, la misma frase. ¿Sería que todas eran abuelas solteronas? ¡Noo! ¿O separadas? ¡Noo! Lo que pasaba era que el abuelo había “palmado” 7-15 años antes, y ya nadie decía “casa del abuelo” o “de los abuelos”, sino “casa de la abuela”.

Mulleres do mundo: frores ambulantes, poetas soñadoras, o dades todo sen pedir nada a cambio. Leonas sen fronteiras, xardíns diurnos e nocturnos.

Nais do universo, poetas do ceo, frores de mil olores, xazmíns con mel, corazón en almíbar. Xirasolres da noite, madrazas do universo, sodes anxos de ceo, sodes criaturas superhumáns, sodes aire puro dos nosos pulmóns, sodes ceos azuis. ¡Sempre con voutras, diosas do universo!