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Luis Carlos de la Peña

Si Putin leyera a Sun Tzu

Si el presidente ruso Vladimir Putin leyera al general y estratega militar de la antigua China, Sun Tzu, sabría que “el jefe habilidoso somete a las tropas del enemigo sin luchar”. Claro está que este seráfico modo de hacer la guerra no abunda a lo largo de la historia y quién sabe si Roma, en su mezcla única de fuerza y buen sentido, Napoleón con el fascinante Código Civil y los Estados Unidos de América con el eficaz soft power del expresionismo abstracto a Hollywood, hayan sido los escasísimos y aventajados alumnos del viejo maestro Sun. El antiguo teniente coronel del KGB, con seguridad, no se encuentra entre ellos.

Si Putin leyera a Sun Tzu, si leyera “El arte de la guerra”, esa obrita escrita entre el siglo V y el III antes de Cristo, hecha de aforismos, agudas observaciones sobre la psicología del individuo y el ejército, sobre la diplomacia y la política –ya se sabe, la guerra por otros medios (Clausewitz)– hubiera quizá meditado en que su ideario nacionalista de la Gran Rusia está quizá demasiado mediatizado por la cólera. “El general incapaz de controlar su irritación lanzará sus hombres al asalto con el resultado de que una tercera parte de ellos serán destrozados”.

"Las más de 50.000 bajas militares rusas, entre muertos y heridos y en apenas seis meses de guerra, han puesto en evidencia las debilidades del ejército regular"

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Es evidente que las más de 50.000 bajas militares rusas, entre muertos y heridos y en apenas seis meses de guerra, han puesto en evidencia las debilidades del ejército regular, de la mala previsión de la resistencia ucrania y la inadecuación de los medios dispuestos, de la estrategia y la equívoca dirección política. “El soldado habilidoso no tiene necesidad de hacer una segunda leva, ni de cargar dos veces sus carros de avituallamiento”.

La llamada a filas de los reservistas y el reconocimiento formal de la guerra en marcha no parece haber encendido el ardor guerrero del atribulado pueblo ruso. Antes al contrario, los hombres en edad de empuñar el kalashnikov huyen en apreciable número por las grietas fronterizas del inmenso territorio, en avión, en bicicleta o a pie.

Si Putin leyera a Sun Tzu sabría que “no ha habido un solo caso de un país que se haya beneficiado de una prolongada guerra”, y quizá por ello, lejos de buscar ahora una salida negociada con los todavía amigables oficios de China, India, Turquía o incluso la ONU del suave Guterres, insiste en abrir nuevos frentes de conflicto, sea el probable sabotaje de los gasoductos en el Báltico o la anexión de las regiones del este ucranio. “Si no conoces al enemigo ni te conoces a ti mismo, sucumbirás en cada batalla”.

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