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TRIBUNA LIBRE

Obesidad: el hambre emocional

El hambre emocional en muchos sujetos, genera un fuerte deseo de comer de forma insaciable. Se va desarrollando principalmente por disfunciones psicológicas, como los trastornos emocionales, la ansiedad, fobias, depresión, estrés, entre otras. El hambre emocional lleva a la persona a comer de manera descontrolada e impulsiva, confundiendo la verdadera sensación de hambre físico, producido por el vacío estomacal, con ruidos, sensación de baja energía, y algún retortijón, con las señales de malestar producidas por una variedad de emociones negativas, como la tristeza, pena, frustración, ira, angustia, culpas, rabia, rencor, odio, resentimiento, aburrimiento, entre otras.

Con esta patología, sienten la necesidad de comer aunque el estómago esté lleno. Y no se sacian con la cantidad equilibrada de comida y continúan devorando más y más. Les vienen antojos de bollería y dulces, carbohidratos y embutidos, el tipo de comida denominada actualmente “comida basura”.

Posteriormente ese proceso les complica su estado psicológico y se potencia su malestar, incrementándose las culpas, su frustración y rabia. Y así se convierte en un círculo difícil de frenar. El problema de comer por ansiedad se genera cuando tiene que satisfacer un malestar interno perturbador, un algo que le causa insatisfacción y que confunde con el hambre. Los síntomas predominantes del trastorno de ansiedad son, dificultades para conciliar el sueño, despertarse con frecuencia y problemas para volverse a dormir, irritabilidad, tensión muscular, incapacidad para concentrarse, problemas de memoria, fatiga, sentimientos de agitación, preocupación excesiva, intranquilidad, ideas negativas, temores de que algo malo puede ocurrir, mareos, agitación, respiración acelerada, taquicardia, vértigos, desmayo, nauseas, entre otros.

No a todas las personas con ansiedad les suceden todos los síntomas, pueden sufrir uno, o varios. Utilizar la comida para calmar y solucionar los trastornos de ansiedad, no es solución. Se convierte en un serio problema que lleva a las personas al trastorno de obesidad, y así en lugar de conseguir los objetivos de superar su psicopatología, se cargan de más kilos y se incrementa la desestabilización psicológica. Los médicos pueden sugerir a sus pacientes, la necesidad de controlar el hambre psicológica, dirigiéndoles a la consulta de psicoterapia, como hacen en otros países avanzados.

La existencia de problemas médicos derivados de la obesidad, son abundantes y en muchos casos graves. La gente literalmente, en ocasiones, intenta “comerse sus emociones dañinas, tragarse todo lo negativo para que no moleste”. Y no es su sistema digestivo, ni su estómago el que transforma las emociones dañinas en saludables. Es la terapia psicológica para el conjunto de la persona, “su psique, su mente”, la que al ir ayudando a sanar, transformará esas emociones negativas, en factores positivos para su vida. Solucionando la ansiedad, fobias, depresión y estrés, el hambre emocional y obesidad.

(*) Psicóloga

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