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Luis M. Alonso.

sol y sombra

Luis M. Alonso

El desbarajuste nacional

Mantener dudas es a veces una ventaja frente al fanatismo que solo tiene una verdad. De manera que hay un tipo de desconcierto que también puede llegar a ser virtuoso. No es el caso del desbarajuste que vivimos y que tiene que ver con la falta de dirección y de sentido de las cosas. En él, la Constitución, en vez de emerger como el reflejo de la conciencia cívica de los españoles, se ha convertido en un arma arrojadiza entre los partidos políticos. La presidenta del Congreso, de modo insólito, la ha utilizado esta vez para arremeter de forma sectaria contra los adversarios de un Gobierno que solo la defiende a medias. Esto, como tantas otras cosas del desbarajuste nacional, no se entiende bien.

“¿Cómo es posible que el presidente del Gobierno sea capaz de decir que en este momento toca cuidar el texto constitucional fruto de la mejor etapa de la reciente historia de España cuando lo que pretenden sus socios es una voladura incontrolada?”

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No se entiende, por ejemplo, que Batet aproveche el aniversario de la Carta Magna para acusar a los partidos supuestamente constitucionalistas de “judicializar la política”, sin que medie un solo reproche hacia quienes la bombardean a diario, que son, además, los aliados del Gobierno que ha elegido a Batet para ocupar uno de los más altos cargos institucionales del país. El sinsentido es parte del desbarajuste. ¿Cómo es posible que el presidente del Gobierno sea capaz de decir que en este momento toca cuidar el texto constitucional fruto de la mejor etapa de la reciente historia de España cuando lo que pretenden sus socios es una voladura incontrolada? ¿Lo uno, lo otro y lo de más allá según convenga? ¿Esa es la forma de gobernar un país?

La famosa teoría de la “judicialización de la política” que esgrime Batet nace en ese mismo Campo de Agramante en el que convive la politización de la justicia que el propio Gobierno está dispuesto a mantener con la contribución del Partido Popular, que hasta no hace mucho aparentemente se resistía a seguir adelante con el plan de asesinar a Montesquieu y minar del todo la independencia judicial.

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