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Enrique López Veiga

Afganistán: tiempos de reforzar el gasto militar

Decía Churchill que la paz no se consigue cantando sus excelencias, sino mediante la diplomacia, pero acompañada de una capacidad militar disuasoria que convenza al posible adversario de que, en caso de agresión, cualquiera que sea la forma en que esta agresión se perpetre, puede desencadenar una respuesta contundente. La situación de Afganistán no es ninguna broma y marca un progreso del integrismo islámico que supone una amenaza real y cercana para todas las democracias reales. Es suicida no prepararse para lo peor y esta preparación para el peor escenario posible, aunque no suceda finalmente, facilita la defensa para escenarios menos graves. En política de defensa hay que planificar a corto, medio y largo plazo situándose siempre en el peor de los escenarios. España es fronteriza, aunque sea mar por medio con países que van a estar hoy más expuestos que ayer ante el integrismo islámico y que pueden ser desestabilizados.

Hemos sido testigos de la excelente labor de nuestras fuerzas armadas y cuerpos y fuerzas de seguridad en el repliegue de Afganistán y ello tiene que servir de ejemplo, ante los ingenuos de siempre y los antimilitaristas infantiles para demostrar claramente que el gasto militar es necesario. No siento ninguna simpatía por el anterior presidente de los Estados Unidos, el Sr. Trump, pero hay que reconocer que tenía razón cuando criticaba a la Unión Europea por tener un gasto en defensa muy por debajo del de los Estados Unidos y también cuando decía que no era justo que los europeos disfrutáramos de una defensa proporcionada y pagada por los contribuyentes americanos.

"En política de defensa hay que planificar a corto, medio y largo plazo situándose siempre en el peor de los escenarios"

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En materia de defensa los europeos hemos sido unos auténticos gorrones y la reciente crisis de Afganistán, por mucho que se pueda criticar como se ha hecho, nos ha dejado muy patente de que la OTAN y la Unión Europea no pueden ni prescindir ni sustituir a los Estados Unidos. La Unión Europea tiene por tanto que hacer un esfuerzo muy considerable en dotar de eficacia real a su Política Común de Defensa. Esto es una necesidad real y tener un sistema de defensa que no esté dotado de los medios tecnológicos más avanzados y de una verdadera capacidad de respuesta autónoma es demasiado peligroso. Desde luego si la Unión Europea no lleva a cabo este esfuerzo, alimentará esos sentimientos que empiezan a aflorar con fuerza en los Estados Unidos y que son cada vez más contrarios a la intervención americana en solitario como gendarme del orden mundial.

Pero hay que empezar por casa, es decir por España y por incrementar su propio gasto en defensa que es y siempre ha sido notablemente insuficiente. En parte ello se debe a los movimientos más de izquierdas que son contrarios a ello por razones ilógicas y viscerales que ignoran la verdadera y peligrosa naturaleza del escenario mundial. Naturalmente este aumento del gasto en defensa ha de venir acompañado de una racionalización del gasto público: por ejemplo, en el caso de la Armada, es sin duda recomendable reforzar las misiones de la Fuerza Marítima transformándola en un verdadero servicio de Guardacostas y agrupando todas las competencias marítimas que hoy en día están repartidas entre demasiadas administraciones.

"El gasto en defensa ha de venir acompañado de una racionalización del gasto público"

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El gasto militar en contra de lo que se cree es además fuente de progreso tecnológico que acaba revirtiendo en la sociedad. Por otra parte, en la renovación de los medios de defensa se genera mucho empleo. Lo que digo vale para todos los ejércitos, pero para que se entienda mejor, un verdadero redimensionamiento de nuestra Armada y una constante renovación de las unidades significa una verdadera oportunidad en la generación de empleo y en el avance tecnológico. Nuestras Fuerzas Armadas han de crecer y así aportaremos además elementos para una política europea de defensa sólida. La cultura de la defensa en España es muy escasa y de ello son principalmente culpables amplios sectores de la izquierda que hoy apoya al Gobierno. Esto no puede seguir así y es peligroso, muy peligroso tomarse a la ligera una política que debe de ser apartidista y de Estado, como es la defensa. Evitemos debates que solo sirven para mostrar debilidad ante los enemigos potenciales.

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