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Tribuna libre

La marcha y el calor

El séptimo día del atletismo en los Juegos Olímpicos tuvo de protagonista a la marcha en la que dos representantes españoles estuvieron luchando por los metales hasta los metros finales. Álvaro Martín y Diego García acabaron cuarto y sexto en una final olímpica en la que dominaron los países que tradicionalmente son amos de la especialidad.

España venía de sucumbir ante el calor del Campeonato del Mundo de Doha y en esta ocasión cuidaron mucho ese tema en particular para que los atletas fueran perfectamente adaptados.

El cuerpo sube muy rápido de temperatura y eso condiciona en extremo máximo el rendimiento en pruebas de fondo y marcha. La curva de rendimiento hace una inflexión cuando el cuerpo alcanza los 39º C y eso es muy fácil de alcanzar. En un estudio que se hizo con atletas populares en las grandes maratones (“Majors”) a partir de 9,8ºC de temperatura ambiente ya decrecía el rendimiento de los atletas, hasta 15ºC era imperceptible esa bajada pero a partir de ahí es exponencial. En Tokio lo hicieron con 31ºC por eso muchos atletas llevan gorras en las que meten hielo a cada vuelta para refrigerar la cabeza, bufandas que emiten frío y la tradicional agua por la cabeza ya que en ella está el centro regulador de la temperatura.

El vigués Santiago Pérez, responsable nacional de marcha, ideó un hoja de ruta para gestionar este aspecto tan vital. Establecieron una aclimatación especial, estudios fisiológicos, etc...A ello se sumó el habitual entrenamiento en altitud pero la novedad más destacada de los marchadores españoles, y en ello están siendo innovadores, es el uso de las zapatillas con placa. Este tipo de tecnología se usó inicialmente en las pruebas de ruta, de ahí se pasó a la pista pero nadie las usaba en marcha ya que se entendía que haría “botar “ al marchador y es conocido que una de las premisas básicas de la marcha, para no ser descalificado, es mantener alguno de los pies en contacto con el suelo constantemente. Sin embargo, el responsable nacional de marcha se percató del beneficio que supone para los atletas el uso de las zapatillas con placa. Inmediatamente las testaron en el laboratorio que tienen en León y se percataron de manera evidente que la zapatilla podía ser de gran ayuda también a la hora de practicar marcha.

La jornada nos dejó un nuevo fracaso de EE.UU. en los relevos. En la última década, el equipo que siempre está en todas las quinielas para vencer el 4x100 masculino, lleva (en Juegos Olímpicos y Campeonatos del Mundo) cuatro descalificaciones, dos veces no llegaron a meta y en ésta no lograron la clasificación para la final. Es decir, fallaron en el 70% de las ocasiones. Lo peor es que esta vez fracasaron con errores de principiantes. La falta de entrenamiento previo y la confianza de que lo harían bien, sin entrenarlo, hizo el resto. Es inaudito que un equipo compuesto por dos atletas de 9,8 y otro de 9.7 se quede fuera en series.

La alegría para Portugal llegó con Pichardo que consiguió el triunfo en triple. El país vecino consigue dos oros en triple en los últimos 4 Juegos Olímpicos. El norteamericano Crouser hizo la marca del día al quedarse a 7 cm de su propio récord del mundo de peso.

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