La vida es más que un regalo, es un milagro. En la vida cotidiana olvidamos con frecuencia el increíble milagro de la vida.

Podemos ser muy felices sin mentiras, pero hoy las mentiras son muy necesarias para conseguir el poder, para dañar o para hacer reír.

Los políticos son muy mentirosos, siempre están mintiendo y, además, no se acuerdan de lo que han dicho veinticuatro horas más tarde. Lo más curioso es que mienten a través de la televisión, donde millones de espectadores son testigos.

Si la mentira se descubre, buscan otra para taparla y así continuamente. Y cuando ya no tienen escapatoria, se hacen el tonto y dicen haber actuado de buena fe y piden excusas y en algún caso, perdón.

Hace algún tiempo leí lo siguiente y no sé a quién pertenece: cuidado con los pensamientos, pues se pueden convertir en palabras; cuidado con las palabras, pues se pueden convertir en hechos; cuidado con los hechos, pues se pueden convertir en costumbres. La mentira ya es una costumbre.