La licitación de las obras de urbanización del traído y llevado parque comercial de O Vao, a pie de la Autopista del Atlántico (AP-9) por parte del potente Grupo Nogar, supone un punto sin retorno a partir del cual dicho proyecto estaría más cerca que nunca de tomar forma y convertirse en una realidad tangible.

No parece que fue ayer precisamente, cuando saltó la noticia sobre esta iniciativa por vez primera. Más bien parece que pasó una eternidad desde aquel año 2002. Se mire como se mire, casi veinte años resulta un período ciertamente exagerado para tratar de sacar adelante un proyecto viable, por mucha complejidad que encierre en su propia esencia o por mucha dificultad que conlleve su ejecución práctica

La simple enumeración de los obstáculos y las pegas conque ha tenido que enfrentarse y ha debido superar el parque comercial de O Vao para tratar de salir adelante, superaría con creces el tamaño de este simple comentario. Mucho habría que buscar y rebuscar para encontrar otro caso semejante. Porque a los mil y un permisos y autorizaciones de diversos organismos en los tres ámbitos administrativos, municipal, autonómico y estatal –creo que no en el europeo, aunque no estoy muy seguro–, habría que añadir un contencioso judicial por medio. Todo eso solo pudo afrontarlo un grupo como Nogar, acostumbrado a torear en las plazas más difíciles del mundo, valga el símil taurino, y salir airoso de semejante lance. O sea que a veces los empresarios también tienen su mérito, circunstancia pasada por alto habitualmente.

Los oscuros nubarrones que pendieron una y otra vez sobre su interminable tramitación urbanística quedaron definitivamente despejados en los últimos meses. A partir de ahora, únicamente resta esperar que ninguna otra gruesa chinita surja de forma inesperada en ese tortuoso camino recorrido durante tanto tiempo, y retrase más todavía su construcción mañana por cualquier motivo imprevisible hoy.

El Meollo de la cuestión está en adivinar si el tiempo perdido por el parque de O Vao, dará paso a un tiempo nuevo que permita, no solo mantener a las firmas interesadas por instalarse allí desde el primer momento, de Eroski a Decathlon, sino también incorporar alguna que otra nueva marca potente que incremente su interés comercial cara al período postCOVID que viene.