Conocí a César en Vigo, plaza a la que accedió, como corredor de comercio, en el año 1982. Durante muchos años compartimos despacho en la calle Reconquista, primero como corredores y después (“de birlí birloque” como decía César ) de notarios. En ningún momento, que yo tenga conocimiento, tuvo un mal encuentro con nadie, era un caballero y mejor persona así como un gran profesional.

He sentido mucho su salida de este mundo. Chelo, Cheli, María y César, fuerza porque esta vida sigue, un beso.