El sectarismo está tan asumido en España que algunos dirigentes políticos no hacen ni tan siquiera el esfuerzo de informarse sobre lo que con tanta rotundidad critican y, en ocasiones, se ven obligados a rectificar en medio de una disparatada controversia. Suelen recurrir, además, a un plural autoritario (“pensamos”, “no estamos de acuerdo”) con el cual se sugiere una supuesta unanimidad en unos asuntos que, además de conocimiento, requieren una argumentación más compleja y matizada. Es difícil de entender, por ejemplo, cómo se puede aplicar la disciplina de partido a la opinión que puedan tener distintos individuos sobre la obra de un escritor.

Esta semana se repitió uno de esos lamentables episodios. Pepu Hernández criticó el “revisionismo” de Andrés Trapiello en una entrevista radiofónica. Lo hizo, al parecer, para justificar a otra portavoz del PSOE que, después de votar a favor junto con el resto de sus compañeros, cuestionó la decisión del ayuntamiento de Madrid de concederle una medalla al autor de ‘Las armas y las letras’. Hernández, tras confesar que desconocía las discrepancias que mantiene su partido con Trapiello, acabó reconociendo que la crítica fue un error.

Un error que parecer haber sido producto de la ignorancia o de la confusión. ¿Pero a qué revisionismo se refiere la otra portavoz y, como preguntaba Alsina, qué entienden ellos por revisionismo? A veces se tiende a confundir revisionismo con negacionismo (especialmente cuando se habla de genocidios), pero su valor académico depende solo del rigor empleado en la investigación.

Trapiello ha revisado el periodo republicano y la Guerra civil española recuperando firmas desaparecidas de los manuales de literatura

Gracias a los historiadores revisionistas de la Reconstrucción en Estados Unidos como Kenneth M. Stampp, por ejemplo, se derrumbaron una gran cantidad de mitos sobre aquel período perpetuados paradójicamente por los perdedores de la guerra que, además, causaron mucho daño a la población afroamericana. Por lo tanto, en este caso, el revisionismo no solo enriqueció de manera significativa la historiografía contemporánea, sino que también resultó ser de gran ayuda tanto en la expansión de la justicia social como en la lucha por los derechos civiles.

Trapiello ha revisado el periodo republicano y la Guerra civil española recuperando firmas desaparecidas de los manuales de literatura. De sus contribuciones han surgido nuevas formas de aproximarse al exilio o de reflexionar sobre el canon. Quiso ir en busca de matices y contradicciones en un territorio infectado de propaganda. Pasó muchos de sus días en un mercado callejero descubriendo diversos libros para luego compartir con sus lectores los textos enterrados. Promovió un buen número de autores republicanos. Se interesó por una tercera España. Un escritor con esa trayectoria no parece ser un publicista del franquismo. Lo preocupante es que algunos cargos públicos estaban dispuestos a colocarle la etiqueta de sospechoso sin tan siquiera haberlo leído, sabiendo que la reputación es mucho más importante que una medalla.