En Burkina Faso han asesinado al reportero David Beriain y al cámara Roberto Fraile. Estaban realizando un reportaje documental sobre los canallas furtivos que destrozan la vida y el equilibrio zoológico. Un grupo de bandidos, y de yihadistas seguramente desgajados de los criminales Boko Haram, han disparado sus armas contra ellos. Conocí años atrás a Beriain a través de Jon Sistiaga. Trabajaban juntos. Colocaban, cuando podían, sus reportajes en aquel lejano Canal+. Nos enseñaban aquello que muchas veces no queremos ver porque nos incomoda: las atrocidades que se producen continuamente en cualquier lugar del planeta. Beriain siguió luego su camino. Aquí, en esta columna, le fui siguiendo. Sus reportajes sobre los traficantes de madera, masacrando y aniquilando las tribus escondidas del Amazonas, por ejemplo.

Han asesinado a Beriain: nos vacían los ojos

Esta foto que hoy les adjunto es de febrero de 2017. Es Berian en México, en una serie documental sobre el cártel de Sinaloa que emitió el canal DMAX. David consiguió meterse dentro de los canales del narcotráfico. Se jugó el tipo varias veces ante los sicarios que protegen el negocio y siembran el terror. Beriain forma parte de esa estirpe de routiers que el gran reportero Enrique Meneses definió así: “Somos los que jodemos la digestión a todos aquellos que las teles quieren evitarles que vean imágenes molestas”. A principios de 2014, La 2 de TVE emitió un trabajo extraordinario titulado “Los ojos de la guerra”. Era un homenaje a los routiers que van por el mundo a pecho descubierto y nos enseñan lo que interesa que se ignore. “Periodismo es contar lo que no quieren que se sepa”, solía decir el propio Beriain con una tristeza inmensa. Las guerras, los campos de refugiados, los genocidios, los torturados, los torturadores...

¡Ah! La heroicidad del routier es doble: se juega el tipo enseñándonos el mundo que no queremos ver, y se juega la supervivencia profesional porque hoy en las cadenas de televisión su trabajo no interesa. Prefieren mandar a un reportero a la puerta de Cantora, ahí al lado, en Medina Sidonia, a ver si pillan en bata de boatiné a la Pantoja. Solo interesa lo que llaman, eufemísticamente, entretenimiento.

Han asesinado a David Beriain y a Roberto Fraile. Siguen vaciándonos los ojos. Nos quieren ciegos.