Adolfo Marsillach sostenía que los actores tenían que ser un poco tontos, para adaptarse a los distintos papeles de su carrera. Buñuel decía que eran tontos del todo, porque les daba una instrucción y la seguían sin rechistar. Ninguno de estos dictámenes puede aplicarse a Toni Cantó, perteneciente a la estirpe de quienes son demasiado guapos para envejecer, en el supuesto de que todavía pueda hablarse así de un hombre.
El valenciano es un personaje en busca de autor, a quien es injusto afearle su media docena de afiliaciones políticas previas, ahora que derrota hacia el PP de Madrid. En realidad, militó en UPD, Ciudadanos y otros porque el catálogo no disponía todavía de Vox. La candidatura kitsch de Ayuso es la mejor forma de alinearse con la extrema derecha moderada sin confesarlo del todo. Es una lista de fusión, o por lo menos de confusión.
La candidatura ‘kitsch’ de Ayuso es la mejor forma de alinearse con la extrema derecha moderada sin confesarlo del todo
Retrospectivamente, Cantó demuestra que los difuntos UPD y Ciudadanos eran partidos que podían pactar con el PP o con el PSOE, pero siempre que no pactaran con el PSOE. Es decir, han practicado el chantajismo a la derecha nata amagando fugarse con la izquierda chata. Por si acaso, el fichaje solicita un sueldo en el PP con la categoría de independiente o prohijado, que significa en tránsito hacia nuevas siglas. Sin traumas, porque los actores son tan capaces para memorizar un papel como para olvidarlo, o eso contaba Laurence Olivier.
Nadie discutirá la profesionalidad de Cantó, que facilita su imitación del aire reflexivo que se le supone a un padre de la patria, con la vacuidad de quien ha participado en un montaje de “Mucho ruido y pocas nueces”. Con el hundimiento del teatro en pandemia, sus profesionales aceptan todo tipo de papeles, y Cantó es un buen fichaje para atraer los focos. Por lo menos, hasta que Rocío Carrasco se decante políticamente. Porque la ventaja de presentar actores es que no se necesita votarles, basta con aplaudirles.
