El periodismo enseñaba a desconfiar de los testimonios conseguidos a golpe de talón y explicaba las condiciones que se habían de cumplir para determinar géneros y formatos y distinguir una exclusiva de un documental, un género que había alcanzado la veracidad después de haber nacido de la capacidad de la imagen para engañar a los ojos. Seguro que todo esto se ha quedado antiguo. Hace 30 años que varias dinastías de famosos viven una vida que transcurre entre el chalé donde duermen, el plató donde trabajan y el juzgado donde se escriben el planteamiento o el desenlace de sus historias. Esta gente sobrecarga la justicia que pagamos entre todos con tipos delictivos en los que hay drogas, atropellos mortales bajo alcohol, robos, divorcios problemáticos, malos tratos, fraudes a Hacienda, corrupción política... Tenemos una rama de la escena folk tan desestructurada como la de Estados Unidos, más armada.
"Hemos aprendido a aceptar que una persona real tenga guionistas que escriban parte de su argumento vital, que deben defender con su cara, a cambio del próximo semestre de nivelazo y acceso VIP a discotecas y restaurantes"
Su oficio es azaroso –a veces un cáncer les da tanta vida como un embarazo– pero está bien pagado. De sus montajes y exclusivas pactadas hemos aprendido a aceptar que una persona real tenga guionistas que escriban parte de su argumento vital, que deben defender con su cara, a cambio del próximo semestre de nivelazo y acceso VIP a discotecas y restaurantes. Son Truman voluntarios en busca de show. Sabemos que en el barrizal de verdades y mentiras en el que corren, pelean, resbalan y se levantan ortegas, pantojos, matamoros, belenes y rociítos se juega un fútbol emocional para hinchadas en el que no importan la verdad ni la mentira sino con quién vas.
La ministra de Igualdad, Irene Montero, y la portavoz socialista, Adriana Lastra, expanden ese territorio más allá de Telecinco y dan por cierto el testimonio pagado a Rocío Carrasco en formato dudoso porque les viene bien a su relato. La familia Monster tiene dos nuevas hermanas en el canal igualitario de tronistas y robinsones sexuales. Hay miles de casos de maltrato psicológico, pero ni de coña van a alcanzar el efecto de este relato. ¿Realidad o relato? Relato, siempre. Adhiérase.
