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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

Las vísperas

Es cierto que en este tipo de asuntos más vale no ejercer de profeta. y menos en la propia tierra, pero pocos dudan de que la reentrée del señor Gómez Besteiro –y también la del exalcalde de Lugo López Orozco– en la vida política activa suponen un toque de vísperas en el PSdeG. De cara a posibles cambios, que ya ha anunciado la organización provincial coruñesa manifestando su apoyo a que el anterior secretario xeral vuelva a serlo, y es posible que la cuestión cause un eco notable en las otras tres provincias a lo largo de las próximas semanas. Ya se verá.

En todo caso, no resulta probable –salvo imprevistos, que en política, y especialmente aquí, no pueden descartarse– que si el señor Besteiro decide optar a sus puestos anteriores, la batalla interna, si la hay, se presente antes de los congresos del partido. Y se establece el condicional porque el secretario xeral vigente, y por tanto sus compañeros de dirección, no parecen albergar dudas sobre los apoyos que tendrían en caso de necesidad. Y aunque en principio habrían de afrontar el poder real del PSdeG, que es el municipal y el provincial, semejan no temer el posible reto.

Desde el exterior, y con el respeto debido, no faltan quienes creen que lo que menos le conviene al socialismo gallego actual es otro desgarro en su estructura. También al Reino, porque el PSdeG sigue siendo, al menos desde una opinión personal, un elemento clave para la política en Galicia y por lo tanto sus circunstancias internas o externas afectan a todos los que aquí habitan. Es cierto que hoy en día, y si no se modifican las perspectivas, sus apoyos disminuyen y los que podría obtener desde el Gobierno central no se vislumbran, sobre todo si el presidente mantiene su estrategia.

Es opinable el horizonte que se dibuja, pero la demoscopia –salvo la del CIS y sus encuestas– constata un descenso lento pero constante del PSOE y la casi imparable caída de Podemos en la marginalidad. Las elecciones de Cataluña –una apuesta en la que la coalición se juega mucho, y en campo contrario por más que quiera creer otra cosa– va a marcar el futuro. Pero aunque el “efecto Illa” funcione, Galicia y sus socialdemócratas no van a estar, más que probablemente, entre los beneficiados. Y, si al final se les incluyera, sería en los últimos puestos de la cola.

Es obvio que cada partido puede hacer lo que considere conveniente, pero en la medida en que eso influya, e influye mucho, en el vivir cotidiano del conjunto de la ciudadanía, sus dirigentes debieran meditar despacio los efectos de las decisiones. Un partido como el que ahora gobierna don Gonzalo Caballero y puede que aspire a hacerlo don José Manuel Gómez Besteiro, ha de presentar, y no la semana antes de las elecciones, un programa serio, coherente y aplicable tanto a todos los que le den su voto como a los que se lo nieguen. Pero si no modifica su discurso actual, lo va a tener difícil para remontar y volver a donde solía. Aunque quizá no tanto como antes del 12-J, pero eso no depende del PSdeG, sino del señor Feijóo y su decisión de seguir o no.

¿Eh?

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