Los límites de la división territorial de una ciudad eran la raya, los márgenes, pasos o umbrales. Hoy concebimos la organización de la ciudad a través del desarrollo de sus múltiples transformaciones, superando incluso los límites jurisdiccionales. El impacto de estos nuevos espacios periféricos va más allá del alcance territorial de la ciudad y de los límites municipales tradicionales; son espacios urbanos interconectados, descentralizados y discontinuos que hacen difícil ver donde comienza y acaba la ciudad, por eso el concepto metropolitano es lo contrario de la periferia urbana como parte inacabada de las ciudades.
El municipio de Vigo sustenta más de la mitad de la población del Área Metropolitana, con una gran integración del mercado laboral y cuyas actividades culturales, económicas y ocio favorecen la menguada movilidad interurbana de sus habitantes. Lo que ocurre es que la vitalidad legal del Área está bloqueada, por lo que debe convivir y producir en el silencio metropolitano. La vida real tiene una dinámica diferente a la legal. Si el Presidente de la Xunta, Núñez Feijóo y el Alcalde de Vigo, Abel Caballero, han sido capaces de desbloquear el área metropolitana (2015), además de realizar las difíciles modificaciones en la ley en vigor que otorgaban a la ciudad de Vigo la dotación de servicios públicos de las administraciones central, autonómica y provincial, semejantes a los de una capital de provincia -acuerdos más tarde rechazados por la Xunta ante los tribunales-, lo que hoy necesitan ambas instituciones es volver a desbloquear este contencioso, planteando un nuevo modelo de transporte público metropolitano y lo que haga falta, con voluntad política de acuerdo y colaboración mutua. En democracia, como sistema de convivencia, no se pueden producir avances en la realidad social sin algún tipo de cesión mutua. Razón para superar la permanente concepción hostil entre los protagonistas del espacio urbano y autonómico.
Más de las tres cuartas partes de Europa ya vive en áreas metropolitanas que se han convertido en los polos básicos del crecimiento cuyos ejes de innovación, cultural, social y económicos intervienen en los centros de decisión de su área de influencia para un desarrollo urbano sostenible. Teniendo en cuenta que el Área Metropolitana de Vigo es un actor fundamental en el desarrollo de Galicia, la Xunta debiera tener un papel más activo ante los recursos legales pendientes para la legalización definitiva de la institución bloqueada. Hay que salir de este atolladero artificial ya que el Área del silencio metropolitano sigue trabajando con energía productiva, pero sin normativa y ordenanzas que la protejan, sin cabeza de gobernanza, planificación ni objetivos comunes. Galicia tiene holgura para iniciar un elevado nivel de colaboración política y poder abordar los temas sectoriales específicos de producción económica y prevención de riesgos, movilidad interurbana, gestión ambiental, planificación del uso del suelo; así como temas transversales de finanzas, gobernanza metropolitana, seguimiento y evaluación. Esta primera transformación urbana en metrópoli será un enorme avance para toda Galicia.
*Miembro del Instituto de Estudios Vigueses
