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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

El aburrimiento

A falta de que una parte de la oposición gallega explique con claridad y sin pensar en el 10-N su actitud para con el Gobierno central, no estorbará decir, a modo de opinión particular, que la reciente visita de la ministra de Industria no aclaró ninguna duda acerca de la problemática actual de este Reino. Por ello, tampoco despejó dudas, ni sobre la circunstancia de "Alcoa", ni acerca de la de As Pontes y menos aún de las de astilleros como "Vulcano" y "Barreras", generadores ya -como informó este periódico- de cientos de parados que añadir a los del INEM.

Hay algunos sectores que, en ese sentido, se preguntan -seguramente con razón- cuál es el motivo de que a estas alturas aún no haya visitado Vigo alguno de los miembros del gobierno del señor Sánchez con atribuciones en astilleros. O en el sector automovilístico, que ha conocido recientes declaraciones de la cúpula del grupo "PSA-Citroen" con mayor alarma que las que hizo el director general de la factoría viguesa sobre el futuro inmediato. Que no parece en riesgo, pero que provoca inquietud por la coincidencia en las advertencias sobre costes de producción, proveedores, auxiliares y competencia.

Para dejar la cuestión del todo clara, no estará de más subrayar una cierta sorpresa acerca del hecho de que el momento de los astilleros y el futuro de lo automovilístico no haya sido todavía motivo para una llamada de atención del alcalde de Vigo. Porque don Abel Caballero, además de llevar continuamente en la cabeza a su ciudad, tiene influencia en Moncloa y su entorno y, en ese sentido, su opinión, y sus inquietudes, servirán mejor y más oportunamente, que las visitas de alguna ministra o ministro especialmente despistados. Y que, como ha pasado en tierras herculinas, dejan menos claridad que desconfianza.

(Viene a cuento, la cita, de la infructuosa visita de la ministra porque coincidiendo con su presencia en Galicia, el director de "Alcoa" en Lugo insistió en el riesgo para la continuidad de la instalación -la mayor del norte de España- sin una rápida aprobación del anunciado estatuto de grandes consumidores eléctricos. La ministra se limitó a hacer un uso electoralista del asunto, insistiendo en que si el gobierno continuaba con margen suficiente se aprobaría "pronto". Y eso no inspiró confianza -lógicamente- al presidente Feijóo ni claridad al asunto).

De gran parte de todo ello, desde la cuestión de los costes eléctricos y su incidencia en las industria, de los astilleros "Barreras" y "Vulcano" y la crisis de la construcción naval privada, e incluso de la industria gallega en general, se trató en la reciente sesión de control al Gobierno gallego en el Parlamento de Santiago. Y ocurrió lo de siempre: la oposición se concentró en la yugular política de la Xunta y su presidente, a quienes imputó toda la culpa de lo que ocurre y el señor Feijóo negó la mayor, eludió de nuevo la autocrítica y, rematado el Pleno, fuéronse todos y nada hubo. Lo que añadió aún más sopor al aburrimiento.

¿No...?

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