Las elecciones municipales han dejado en la comarca un mapa político diferenciado, pero con tres protagonistas claros: Miguel Lores, que ha convertido a Pontevedra en el reducto del BNG, alcanza su sexto mandato; María Ramallo (PP), que logra en Marín un éxito electoral sin precedentes; y Telmo Martín (PP) que ha sabido volver a ganarse el apoyo mayoritario de los vecinos de Sanxenxo.

Pese a lo ocurrido en otros lugares de la provincia y de Galicia, el Partido Popular ha logrado mantenerse en la comarca de Pontevedra. Así, el partido conservador ha salido ganador en ocho de los catorce municipios del área de influencia de la capital y en siete alcanza la Alcaldía con espectaculares resultados en algunos casos, como los referidos de Marín y Sanxenxo, pero también en Cerdedo-Cotobade donde su alcalde, Jorge Cubela ha recibido un espaldarazo a la fusión que ha contado con el claro apoyo inversor de la Xunta estos años. Los buenos resultados también se constantan en Moraña, Portas, A Lama y Campo Lameiro. En Poio, los populares han estado a un concejal de lograr gobernar.

Tampoco le fue mal en la capital donde se quedó a dos concejales del imbatible Lores. El líder nacionalista ha vuelto a darle oxígeno a su partido con una gran victoria porque pese a perder un concejal y quedarse con once, lo que le obligará casi con seguridad a pactar con el PSOE de Tino Fernández, ha conseguido su segunda mayor victoria electoral tras veinte años de gobierno. Una gesta al alcance de muy pocos.

El BNG se ha hecho fuerte también en Barro, pero sigue a la baja en Poio, donde Luciano Sobral da signos evidentes de desgaste. Aún así, el tripartito que se formará con PSOE y Avante le permitirá superar el cuarto de siglo como regidor.

En cuanto a los socialistas, el auge de este partido gracias al tirón de Pedro Sánchez en los comicios nacionales, continúa pero no tanto como cabía esperar. Así, ha ganado con mayoría absoluta en Ponte Caldelas y Cuntis y ha sido la fuerza más votada en Vilaboa y Caldas de Reis, dos feudos socialistas, de hecho la villa termal solo ha tenido alcaldes de este partido desde la democracia.

El próximo día 15 se formarán las corporaciones locales y tocará ponerse ya a trabajar para sacar adelante proyectos importantes para estos municipios, máxime cuando no se vislumbran dificultades para gobernar ya que la comarca no tenía tantos concellos con mayoría absoluta desde 2003.

Los votantes apostaron el 26M por el continuismo en la comarca y reforzaron el poder de los alcaldes, de hecho cinco ejecutivos que mandaban en minoría ascendieron a mayoría absoluta, mientras que cuatro que gobernaban con amplia mayoría mejoraron aún más su posición. Poio ha sido la excepción.

Ahora deberán gestionar los proyectos, unos pendientes y otros prometidos en campaña con el propósito de mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos.

Pontevedra reclama que se agilicen los trabajos de la A-57 y dejar de ser la única capital de provincia sin circunvalación; como también el inicio de los trabajos de la variante de Alba y el Gran Montecelo, una prioridad que se remonta al inicio de este siglo. El probable pacto con el PSOE deberá conllevar que el Estado ponga en marcha de una vez la reforma del Nudo de Bomberos y la senda verde en las viejas vías del tren. En cambio, el paseo peatonal por la autovía de Marín se ha topado con el rechazo del portavoz socialista Tino Fernández al entender que perpetuará este vial, un acceso prioritario para Ence.

Por su parte, María Ramallo y Telmo Martín, con sus históricos triunfos en Marín y Sanxenxo tendrán que sacar adelante dos iniciativas que la población demanda desde hace años. La alcaldesa tendrá que afrontar el tan ansiado Auditorio cuya promesa desde la Administración autonómica se pierde en el tiempo, pero que ahora cobra visos de realidad tras el compromiso adquirido por el propio presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo en un reciente mitin. En cuanto al regidor del principal municipio turístico de Galicia tendrá que poner sobre la mesa de las administraciones toda su experiencia para que en este mandato pueda ejecutarse la reforma del espacio portuario de Portonovo, todo un reto que de lograrlo, como ya hizo en su día con el puerto deportivo de Sanxenxo, dejará su impronta como impulsor del desarrollo turístico.

Estamos curados de votaciones al menos hasta las próximas autonómicas. Vivir en equilibrio inestable y en permanente campaña, por una cosa o por otra, desde 2011 ha sido agotador e improductivo. Basta ya de efectismo y fuegos artificiales. Despejado el panorama, toca ponerse a trabajar. Y hacerlo para la inmensa mayoría. Eso implica labrar consensos, promover medidas de amplio respaldo, trasladar al debate la coherencia y el sentido común, formular propuestas y encajar renuncias, liquidar el maniqueísmo y la manipulación. A los futuros gobiernos corresponde gestionar para el bien común; a la oposición, ejercerla con contundencia pero con lealtad. Pónganse ya a ello.