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Julio César Flores, escultor

Hace tiempo que recibo por wasap, supongo que como otros muchos, la obra que va creando el escultor Julio César Flores, preciosas figuras en madera, marfil y bronce. Flores es un vallisoletano de la cosecha de 1947 residente en Vigo la mayor parte de su vida y yo creo que no nos envía su obra por afán comercial alguno sino por un deseo de que vayamos participando de sus propias emociones a través de unos medios de comunicación que permiten acercar el talento del artista a tu propia casa sin moverte de ella. Con las obras, mientras les va dando forma, acerca también sus comentarios, a veces sobre esa obra, otros sobre la vida. Si buscáis su nombre y apellidos en Google te saldrá también el de su sobrino, que es promotor de Anónimo, una agencia de publicidad viguesa que gana muchos premios. El tío, el escultor, expuso por vez primera en 1971, y Darío Álvarez Blázquez, cronista oficial de la ciudad, le hizo una hermosa crítica. Desde entonces han pasado muchos años e innumerables obras, y yo recibo hace años figuras preciosas que saca del marfil, del bronce o de la madera, personajes humildes, sufridos ejemplares de obreros de cada uno de los oficios más cotidianos, escenas de la pasión de Cristo. ¡Qué gran amor el de César por la escultura!

Jaime Garrido, que se nos fue

"Los vigueses cazábamos mariposas o jugábamos al fútbol sin que nos parara más que algún carro de caballos entre Urzáiz, Pizarro y Vázquez Varela, entonces campos sin pizca de cemento", me decía el arquitecto Jaime Garrido cuando hace uno o dos años le hicimos en FARO sus Memorias. ¡Qué pena que se nos haya ido el arquitecto Jaime Garrido, que me reconocía en esas memorias que había descubierto el valor del patrimonio histórico vigués, por el que tanto hizo, gracias a un profesor de California! No hace mucho que le presenté en la tertulia de Vigueses Distinguidos, y tomé un vinito con él el día anterior. Recuerdo que me dijo que tenía en su haber más de 2.000 proyectos arquitectónicos, pero muchos le conocimos más como investigador preclaro de un pasado perdido de nuestra ciudad. Era un tipo entrañable, dispuesto siempre a echar una mano. Había nacido en medio de la guerra civil en Vigo, en el entonces húmedo y frondoso valle del Fragoso, en el lugar de Xesteira-Baruxans, y estuvo entre los 2 y 4 años encamado por una enfermedad pulmonar, entre jarabes y vapores de eucalipto hervidos en grandes ollas. De pequeño en aquellos años 40 correteaba entre campos de cultivo, "corredoiras", maizales o bajo las viñas cuando las uvas estaban maduras. ¡Que pronto pasó la vida!

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