En aquellos tiempos del rancio servicio militar obligatorio, el valor al soldado español, se le suponía (desconozco cómo están ahora las cosas). Al gobierno local de Cangas también le supongo, en el buen sentido de la palabra, bueno, como se definía el poeta Antonio Machado. Quiero creer que existen razones de peso para que actúe en la Casa dos Pobres como lo hace, con el inicio de un proceso de desahucio. Supongo que la "okupación" actual impide, de alguna manera, que la Casa dos Pobres sea morada para aquellos que más lo necesitan: el famoso baremo, que se antoja ahora imprescindible para acogerse a cualquier ayuda, sea o no de emergencia social. "¡La democracia es la dictadura de los números!" , clamaba la Generación del 98 desde su banco de protesta. Lo que hay que recriminar al gobierno local es que no diera la cara, que no hiciera partícipe a la opinión pública de sus intenciones, para impedir después interpretaciones al amparo de rifi-rafe político. No hay que olvidar que es un gobierno que lucha contra los desahucios de los bancos.
