De modo que, a partir de la idea -adaptada- según la cual "país prevenido vale por dos", habría que saludar el informe que el Consello Económico y Social -que sigue demostrando una notable utilidad-, bajo la dirección del ex/presidente de la Xunta señor González Laxe, ha redactado acerca de los riesgos que el Brexit representa para Galicia. Y que ofrece, en resumen del propio don Fernando, una conclusión alentadora: contra lo que se creía por muchos, este antiguo Reino no va a estar entre los más perjudicados. No saldrá indemne, pero podrá, si se prepara y lo tiene en cuenta, afrontar cualquier peligro que se derive del trauma europeo causado por la salida inglesa.
Es cierto, o al menos lo parece, que algunas observaciones acerca del trabajo merecen ser tenidas en cuenta. Y no tanto por ser críticas con el resultado, sino por la prudencia que reclaman para no confiarse demasiado; al fin y al cabo -objetan- aún no se han firmado las condiciones en las que se procederá a la segregación. Y ese dato puede condicionar, para bien o para mal, las expectativas, aunque es muy cierto que son contados los sectores productivos en los que la incidencia negativa puede incurrir en contradicción con las conclusiones del CES.
(En ese plano de duda, hay quien considera prematuro dar por hecha la salida británica. Y argumenta esa opinión, más que en hechos, en indicios: por ejemplo, la creciente influencia, en la calle y en los media, de quienes reclaman allí un nuevo referéndum acerca de lo que definitivamente habrán de hacer los británicos con respecto a la UE, si irse o quedarse. Y no conviene confundir la política inglesa con otras, por ejemplo la española: con todos sus defectos, los habitantes del Reino Unido son muy serios a la hora de respetar lo que se decide en las urnas. Y en pedir responsabilidades y obtenerlas: que le pregunten a May).
La cuestión del Brexit, y el preacuerdo entre Londres y la UE está de plena actualidad, pero habrá que esperar todavía un poco para evaluar más en profundidad los riesgos que para Galicia puede suponer si por fin se aplica. Y aunque el CES asume que no serán tan graves como los de otros países, e incluso otras Comunidades, no conviene olvidar que algunos de los implicados pueden ser, por ejemplo, los ciudadanos gallegos que viven y trabajan en aquellas Islas, concretamente el personal sanitario. Del mismo modo, la pesca, que tantos y tan difíciles momentos vivió en su uso de las aguas británicas, necesitará apoyo.
En todos los supuestos, y también a la luz de cuanto dice el informe del profesor González Laxe, conviene estar prevenidos, por si acaso el preacuerdo, que según algunos observadores busca una separación "blanda", lo menos lesiva posible para las dos partes, no llega a firmarse. Mucho de cuanto se dice o se deduce de lo que está ocurriendo con el gobierno de Londres podría empeorar la perspectiva que contempla el CES, y resultaría prudente en ese sentido que quien puede hacerlo prepare planes de contingencia. Básicamente por lo dicho: por si acaso.
¿Eh...?
