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El rechazo al Estatuto Gallego

El Círculo Mercantil evitó desde su fundación cualquier vínculo de carácter político y, particularmente, el presidente Rafael Varela defendió esa equidistancia a capa y espada durante su mandato entre 1929 y 1931.

A principios de 1933, la entidad consideró necesario fijar su postura sobre el Estatuto Gallego, desde una perspectiva supuestamente mercantil. Con dicha finalidad, convocó una asamblea extraordinaria para conocer el sentir de su masa social, que respaldó mayoritariamente un escrito contrario elaborado por el presidente, Andrés Corbal, y el secretario, Ricardo Melero.

Aquel pronunciamiento levantó algún sarpullido. El periódico republicano El País, por ejemplo, dijo que lo mejor que podía hacer la entidad era dedicarse a organizar bailes, y José Mª Álvarez Gallego firmó una carta pública en contra de aquella controvertida decisión.

Tras reconocer que una cierta autonomía de tipo administrativo podía resultar favorable a los intereses de Galicia, la sociedad entendió que pesaba más el peligro que suponía el Estatuto para la integridad territorial, "cuya intangibilidad debe ser sagrada para todos".

"Esta fervorosa aspiración -proclamaba-, sí es necesaria a todos los españoles, lo es muy especialmente a las clase mercantiles, en las que figuran elementos laboriosos y emprendedores de las diferentes regiones, que pasaron de unas a otras para establecerse y arraigarse".

El Círculo Mercantil expresó su temor a la pérdida de la cordialidad que regía entre todos ellos. De ahí su rechazo frontal. Y lanzó una advertencia peliaguda a comerciantes e industriales sobre el uso y la manipulación partidista de sus escaparates con carteles en favor del Estatuto.

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